miércoles, 23 de julio de 2003

ELOGIO DE LA FELICIDAD



DICIEMBRE DE 2002. SINGAPUR. Ladan y Laleh deshacen las maletas en la habitación del hotel. Sus ojos reflejan un brillo especial; sus labios se revelan incapaces de contener un esbozo de sonrisa. Ladan guarda la ropa en el armario y se imagina en el probador de una boutique. Dentro de poco se verá obligada a renovar su vestuario, que no habrá mejor forma de empezar con buen pie que la elegancia y la lozanía. Laleh no la acompañará, que sus gustos son diferentes y no es lo mismo acudir a un diario que a la facultad de Derecho. Y tampoco un reportero que un estudiante, ni por posibles ni por carácter, aunque a Ladan, lo que de verdad le importa, es que la quieran mucho. Se imagina cogida de un brazo paseando entre los quince mil árboles de Yamshidieh, el bello parque de Teherán, y bajo las luces de los Campos Elíseos, y en las concurridas aceras de Oxford Street, y junto a los carteles luminosos de Time Square. Qué maravilloso es el mundo. Qué agradable sensación sentirse deseada y que el fruto del amor gatee y se coja berrinches por cualquier nimiedad.
Laleh se mira en el espejo y suspira. A pesar de todo, la vida no se va a portar tan mal con ella, que ni le ha hecho daño a nadie y nada desea más que el bien para todos. Cuánto quiere a mamá. Y a papá. Y a Ladan, cuyo rostro reflejado le sonríe cómplice. Cómo la echará de menos cuando se decida a abrirse camino en Teherán. Se promete escribirle cada día, que cosas que contar no van a faltarle. La ciudad se ve enorme, y sus calles lucen preciosas. Pero Ladan está fatigada y mañana tienen cita con el doctor Goh.
8 DE JULIO DE 2003. SINGAPUR. Los cuerpos que eran uno yacen ahora separados. Un abismo de veinte centímetros separa a Ladan de Laleh, más que suficiente para que Ahmad ajuste las mortajas. Familiarizado con el frío aroma de la muerte, el enfermero observa con sorpresa el rictus de alegría que envuelve ambos rostros. Una extraña sensación se adueña de él, y dos lágrimas, dulces como la felicidad, se escapan para siempre de sus ojos.

Santiago Díaz Bravo

sábado, 5 de julio de 2003

MARTÍN, SEXTO PRESIDENTE Crónica parlamentaria (5 de julio de 2003)

Martín, sexto presidente


La ausencia del diputado del PIL Dimas Martín fue la única nota llamativa de la segunda y última jornada de la sesión de investidura del candidato de CC a la Presidencia del Gobierno.
S. DÍAZ BRAVO, S/C de Tfe
El nacionalista Adán Martín se convirtió ayer en el sexto presidente del Gobierno de Canarias gracias al apoyo de los 23 diputados de Coalición Canaria (CC), los 17 del Partido Popular (PP) y dos de los tres representantes del Partido de Independientes de Lanzarote (PIL). El tercero, Dimas Martín, que según el PSC-PSOE ni siquiera debería ocupar un escaño debido a que existe una sentencia que lo inhabilita, no apareció por la sede del Parlamento de Canarias, según su compañera de formación, María Isabel Déniz, por motivos personales.
La ausencia del polémico político conejero fue una de las notas más destacadas en una sesión donde el único interés residió en los ataques verbales del líder del PSC-PSOE, Juan Carlos Alemán, al por entonces candidato. Los 17 diputados socialistas, que votaron en contra de la investidura de Martín, empezaron a ejercer ayer su soledad contestataria dentro del hemiciclo autonómico.
El ayer portavoz del PSC-PSOE hurgó cuanto pudo en la herida abierta en la formación nacionalista, refiriéndose a cada poco a las diferencias de Adán Martín con Román Rodríguez.
Martín le respondía insistiéndole que los problemas de cada formación se arreglan dentro de cada formación y que en aquel momento y en aquel lugar estaban para otra cosa: debatir su investidura.
Alemán no se atuvo a los requerimientos del candidato e insistió en que las diferencias entre el presidente y el vicepresidente en funciones son un asunto de interés público y parlamentario. Llegó a decir que tal enfrentamiento, mantenido a lo largo de los últimos años, ha influido negativamente en la acción del Ejecutivo, a lo que Adán Martín respondió con una retahíla de logros del "Gobierno presidido por Román Rodríguez", según apuntó.
El resto de los ayer portavoces, José Manuel Soria por el PP, José Miguel González por CC y María Isabel Déniz, que sustituyó a Dimas Martín, por el PIL, se limitaron, con mayor o menor grado de matices, a loar las excelencias del acuerdo de gobierno suscrito entre nacionalistas y populares.
Sólo González, en un alarde de coherencia programática, subrayó con contundencia que su formación no renuncia a que la Comunidad Autónoma cuente cada vez con mayores competencias, citando entre ellas la policía autonómica, proyecto sobre el que, según adelantó, tendrán que negociar con su socio de gobierno.
Déniz, mientras, realizaba en su segunda intervención un hiriente comentario como respuesta a unas declaraciones públicas de Román Rodríguez el día anterior, cuando puso en duda la idoneidad de que Adán Martín recibiera el voto de apoyo de Dimas Martín. La diputada lanzaroteña acabó su breve discurso diciendo que "hay quien no quiere votos, pero desea participar con mucho ahínco en el Gobierno".

Explicaciones sobre Dimas
Pocos creyeron, sin embargo, la explicación de Déniz en los pasillos acerca de la ausencia de su jefe de filas. Los más vieron una actitud premeditada, puede que incluso pactada con CC y PP, para evitar polémicas en el caso de que el Consejo de Ministros no conceda finalmente el indulto al diputado conejero.
Soria, ejerciendo de socio fiel durante toda la intervención, sólo se permitió la licencia de pronunciar una cita de Bertrand Russel para que Adán Martín la grabara en el cabecero de su sillón presidencial, justo la misma que salía de su boca hace unos pocos días, en la villa grancanaria de Teror, ante la Virgen del Pino.
El cruce dialéctico entre Martín y Alemán y las frases idílicas entre Martín y Soria y González y Martín se extendieron a lo largo de casi tres horas y media, réplicas incluidas. Poco después de la una de la tarde, el presidente del Parlamento, Gabriel Mato, sorteó en un pequeño bombo el número del diputado o diputada a partir del cual se iniciaba la votación de investidura.
La primera fue Milagros Luis Brito, de Tenerife y de Ican, que pronunció con convicción el primero de los 42 síes que llevaron al candidato de CC a la jefatura del Gobierno.
A su lado, con la misma firmeza, dijo sí, cuando le correspondió, su vecina de escaño, la grancanaria María del Mar Julios, también de CC, a quien la configuración del Gobierno puede traer alguna alegría. Y aunque los más indecisos se fijaban insistentemente en él, tampoco titubeó Román Rodríguez a la hora de apoyar a su subordinado, que un minuto y medio más tarde dejaría de serlo.
El propio Rodríguez se adelantó a felicitarlo con efusión cuando el presidente de la Cámara certificó el número se sufragios y otorgó a Adán Martín la investidura presidencial. Le siguió Alemán, que ya pasó por ese mismo trance en el Cabildo de Tenerife, y luego Soria, Castro, Matos, Zerolo y buena parte de los restantes 58 diputados que poblaban el hemiciclo.
También se acercaron a estrechar su mano, además de Román Rodríguez, otros tres ex presidentes: Jerónimo Saavedra, Lorenzo Olarte y Fernando Fernández, a quienes el propio Martín había invitado a la sesión de investidura. Sólo faltó Manuel Hermoso, según comentaron por motivos personales.

Idas y venidas de Rivero
No obstante, durante la sesión, las bambalinas del Parlamento acogieron su propia intrahistoria, protagonizada esencialmente por las continuas idas y venidas del presidente de CC, Paulino Rivero. A su término, bajo los soportales del patio parlamentario, el dirigente nacionalista, sin evitar un tono sarcástico, achacó a sus responsabilidades como alcalde de El Sauzal las permanentes desapariciones del palco de invitados. Recordó que anoche, en la Plaza de San Pedro, tocaba Jarabe de Palo.
Rivero intentó transmitir tranquilidad, auguró que todo se iba a arreglar y anunció que el martes, cuando el BOC publicase el nombramiento de Martín, el nuevo presidente haría pública la composición de su gabinete.

viernes, 4 de julio de 2003

MARTÍN DIBUJA UN NUEVO MODELO DE DESARROLLO Crónica parlamentaria (4 de julio de 2003)

Martín dibuja un nuevo modelo de desarrollo


El candidato nacionalista a la Presidencia del Gobierno se mostró convencido de que buena parte de los problemas de las Islas parten del desaforado crecimiento económico de las últimas décadas.
S. DÍAZ BRAVO, S/C de Tfe.
Adán Martín comenzó y terminó su discurso de investidura, de una hora y nueve minutos de duración, subrayando la obligación de todo político de crear las condiciones necesarias para que las personas logren la felicidad. En su proyecto para los próximos cuatro años, esa búsqueda de la felicidad pasa por el rediseño del modelo de desarrollo, una decisión que necesariamente conlleva una mayor implicación del Gobierno de Canarias en el control de la actividad económica. Su lectura sobre la realidad del Archipiélago se adivina contundente: buena parte de los problemas de las Islas encuentran su origen en el desaforado ritmo de crecimiento.
Martín, que esta tarde se convertirá en presidente, se mostró fiel a los planteamientos que arguyó como vicepresidente y durante la campaña electoral. Habló con concisión al señalar que el modelo económico de las Islas "está llegando al agotamiento" como consecuencia del excesivo protagonismo del sector terciario, especialmente el turismo, la construcción y el transporte, y que "los costes sociales" que conlleva tal modelo "se acercan peligrosamente a los ingresos".
Según sus palabras, Canarias ha pagado un alto precio como consecuencia de ese desequilibrio sectorial, que se ha traducido en "un impacto muy fuerte sobre el territorio" y en el fenómeno de la inmigración laboral, uno de los temas más recurrentes del discurso de los nacionalistas en los últimos años.
Martín se refirió de forma clara al elevado incremento de la mano de obra externa, que según indicó ha impedido que los canarios se beneficien de las oportunidades de empleo que conlleva el desarrollo económico y, al mismo tiempo, ha sobrecargado la densidad demográfica hasta límites extremos.
El líder nacionalista fue prolijo a la hora de demostrar con datos que si las cifras de paro no se han reducido lo suficiente no se debe a la ineptitud del Gobierno saliente, donde él mismo fue el principal responsable del área Económica. Subrayó que en el pasado cuatrienio se crearon 154.000 nuevos empleos, de los que 110.000, según enunció, se encuentran hoy en día ocupados por foráneos.
El candidato presidencial citó una segunda cifra, más contundente si cabe: en los últimos cuatro años, la población de las Islas se ha incrementado en un cuarto de millón de habitantes, un fenómeno que ha acelerado los procesos de demanda de viviendas, carreteras, educación y sanidad.
La solución para materializar el reto de un nuevo modelo de desarrollo pasa, según Adán Martín, por la aplicación de las Directrices de Ordenación del Turismo, un texto aprobado por el Parlamento en la pasada legislatura. No obstante, entiende que el objetivo último no debe limitarse a la aplicación de "mecanismos de contención o de control", sino que debe incidir en "nuevos ámbitos de desarrollo sostenible".
También se cuidó mucho a la hora de recalcar que instaurar un nuevo modelo no implica que la economía deje de crecer. La fórmula de Adán Martín resulta sencilla: generar empleo en aquellos lugares donde se concentren los mayores índices de paro. La receta se completa con el fomento de los subsectores que en las últimas décadas han visto mermado su protagonismo como consecuencia de la preeminencia del turismo: la agricultura, el comercio y la industria, incluyendo en todos los casos la búsqueda de mercados fuera del Archipiélago.
La necesidad de estructurar un discurso acorde con los planteamientos de su socio de Gobierno, el Partido Popular (PP), llevó a Martín a incluir ciertos matices y consideraciones en sus argumentos habituales. Así, a pesar de dedicar un tiempo generoso a hablar de la llegada de nuevos residentes, en ningún momento propugnó la necesidad de limitar dicha afluencia por métodos diferentes a las medidas de control económico. Una de las frases pronunciadas en este sentido resultó harto significativa: "Tenemos que garantizar una adecuada calidad de vida... Admitiendo con generosidad a los inmigrantes legales y tratando con rigor, pero también con humanidad, el fenómeno de la inmigración ilegal".
La policía autonómica, uno de los proyectos que concita mayores diferencias entre nacionalistas y populares, fue objeto de una atención específica. Martín reconoció que las posturas entre los socios son divergentes, por lo que se ha optado por una solución que agrade a ambos, aunque sin matizar si el cuerpo finalmente se creará.
En el ámbito sanitario, asunto que centró algunos de los más sonados rifirrafes electorales, el discurso de Martín se quedó en una declaración de intenciones, sin medidas concretas, y en el llamamiento a un gran pacto regional.
Más conciso, y en este caso alejado del discurso del PP, se mostró al referirse al ámbito competencial. El candidato, que no se olvidó de subrayar su ideología nacionalista, habló abiertamente de asumir puertos, aeropuertos, comercio exterior, tráfico aéreo, costas, vertidos, salvamento marítimo y el servicio meteorológico.