miércoles, 18 de febrero de 2009

LOS JUECES Y LA 'NO JUSTICIA'


Si algo dará la razón a los jueces en su batalla contra el Ministerio de Justicia es que la jornada de huelga que van a protagonizar hoy apenas influirá en el administrado. ¿Qué diferencia existe entre señalar un juicio para dentro de seis meses o para dentro de seis meses y un día? ¿Qué más da aplazar la vista hasta dentro de dos semanas cuando ya se ha suspendido en dos ocasiones? ¿Algún inconveniente por aumentar en dos centímetros de altura los expedientes sin resolver? Con seguridad esos dos centímetros pasarán totalmente desapercibidos en metro y medio. La Justicia, si no es ágil, no es justa, y los jueces, si no son capaces de aplicar las leyes en condiciones, no son jueces, sino un mal menor aderezado con una elegante toga y un halo de objetividad e infalibilidad que se le presupone a los grandes hombres, aquellos que se elevan sobre el bien y el mal para discernir acerca de los asuntos mundanos. Pero tal halo, al que con tanta frecuencia se refieren los responsables gubernamentales para oponerse a la huelga, se ha quebrado tras décadas de deterioro de un sistema fundamental para la convivencia y básico para el desarrollo de un país. Como si de un mal genético se tratase, el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero ha heredado la desidia con la que anteriores gobiernos, estatales y autonómicos, han obsequiado al sistema judicial. Legislatura tras legislatura, jueces, secretarios, sindicatos y variopintos actores sociales han criticado el estado de la Justicia y han reiterado la necesidad de cambiar de rumbo, sencillamente de dar importancia a lo que importancia tiene. La innegable reacción corporativa provocada por el caso Mari Luz no debe convertirse en óbice para reconocer la paciencia de un colectivo que, cosas de la vida, lleva décadas sufriendo toda suerte de injusticias políticas.

Santiago Díaz Bravo
La Opinión