domingo, 26 de junio de 2005

Entrevista a Adán Martín (26 de junio de 2005)

"Este Gobierno es más justo que el anterior"




S. DÍAZ BRAVO, S/C de Tfe.
El equilibrismo ha sido una de las principales ocupaciones de Adán Martín a lo largo de un año, un periodo en el que el presidente canario se ha visto obligado a compatibilizar las crecientes críticas al Ejecutivo de Rodríguez Zapatero por parte de su socio de gobierno, el PP, con el cada vez más intenso acercamiento entre las administraciones autonómica y estatal. Lo que muchos auguraban desde que el 14 de marzo de 2004 el PSOE ganase las elecciones generales, la ruptura del pacto en las Islas, se ha materializado hace pocas semanas. La crónica de una crisis anunciada ha dado paso a un periodo de colaboración entre CC y PSOE que, si no ocurre algún imprevisto, se adivina extenso.
-Acaba una etapa de gobierno y comienza otra. Da la impresión de que ahora va a poder mandar del todo sobre todos los consejeros.
-Va a ser más sencillo. Creo que éste es un gobierno más capaz para sacar adelante los grandes retos que tiene Canarias en este nuevo siglo.
-¿Hasta qué punto influía el líder del PP canario, José Manuel Soria, en las decisiones del Ejecutivo?
-En el Gobierno, el responsable de las decisiones es el presidente, pero ahora, con un equipo mucho más cohesionado, más compacto y más capaz, estoy convencido de que podremos navegar a mucha mayor velocidad.
-Sin embargo, los consejeros del PP le han dejado una herencia harto compleja en según qué asuntos, por ejemplo en los centros de menores. ¿Cree que las cosas hubieran sido diferentes con un consejero elegido por usted?
-Las cosas habrían ido mejor, y confío en que así sea a partir de ahora. Confío muchísimo en la preparación de las personas que están hoy al frente de esas áreas. Sobre todo aspiro a que en Servicios Sociales y Empleo se produzcan grandes cambios, se tranquilice la situación y se sumen esfuerzos de todo el mundo. Ya, de hecho, se están vislumbrando mejoras. Hemos introducido a personas con mucha capacidad y preparación para ese departamento. Marisa Zamora es una persona con experiencia en el mundo de la gestión, de amplia formación jurídica. Ha estado en el Parlamento, en el Cabildo, en el Ayuntamiento, y eso le permite entender cómo colaborar con los municipios y los cabildos para resolver los problemas, y también cómo colaborar con el Estado y la Justicia. Ahora necesitamos que nos den tiempo. No podemos cambiar todo en tres días.
-De sus palabras se deduce que los anteriores responsables de la Consejería no eran las personas adecuadas.
-Antes había algunas personas que no tenían ninguna experiencia política más allá de pertenecer al Congreso o al Senado. Ahora hay responsables que, además de su preparación universitaria, han sido buenos gestores, políticos con experiencia, con mucha experiencia. También creo que van a tener más empatía con el Gobierno.
-Ese empeño que muestra ahora su Gobierno para solucionar los problemas de los centros de menores, ¿por qué no se ha aplicado en los dos últimos años?
-Yo conocía el problema de los menores y había discutido muchas veces con la anterior consejera sobre que había que hacer un esfuerzo, y di instrucciones.
-Tal vez el presidente se encontraba más limitado a la hora de influir en los consejeros.
-Era más difícil, y la formación en algunos casos era más adecuada para asuntos de competición que para resolver problemas sociales. El presidente del Gobierno es responsable de todo, pero ha habido algunas áreas en las que ha existido más tensión en los dos últimos años, y yo espero que la situación cambie radicalmente. Por eso ahora he sido tan selectivo en la elección de las personas del nuevo Gobierno.
-¿Se incumplieron sus instrucciones en algún momento de la anterior etapa?
-Yo creo que eso es tiempo pasado, y a mí no me gusta hablar mucho del pasado.
-Afirma usted que ha actuado con mucho cuidado a la hora de elegir a los miembros del nuevo Ejecutivo, pero lo cierto es que ha levantado las iras de parte de la sociedad grancanaria.
-Para la elección de las personas que han entrado en el Gobierno se ha tenido en cuenta la capacidad y adaptación al puesto, el objetivo de contar con el mayor número de mujeres posible y, por último, un equilibrio territorial exquisito. Y lo que está diciendo el PP sobre que el Gobierno está totalmente escorado hacia Tenerife, que es el más desequilibrado de la historia, es, sencillamente, falso. Desde luego es un gobierno más justo que el anterior, cuando el PP en alguna consejería nombró a todos los miembros de Gran Canaria, algo que no pasa en este gobierno, que además tiene más cargos de las islas pequeñas que los que ha tenido ninguno anterior, y más mujeres.
-Se le achaca su absoluta falta de tacto a la hora de destituir a los consejeros.
-Yo soy de los que escucho muchas opiniones en ese tipo de procesos, pero al final te tienes que encerrar y tomar una decisión en solitario, y esa decisión, una vez tomada, la tienes que comunicar cuanto antes. Ésa es la responsabilidad del presidente. Se trata de un proceso que dura entre seis y ocho horas, y enseguida empiezo a llamar, a unos para decirles que lo mejor es que no estén, y a otros para preguntarles si quieren estar. Suele ser por teléfono, claro, porque si lo hiciera personalmente, tardaría dos semanas, y componer un gobierno en Canarias en dos semanas es de una enorme complejidad. Si quieres tener el mejor gobierno, tienes que ser muy rápido en la toma de decisiones y asumir la responsabilidad, y después pedir disculpas por ser conciso y corto.
-¿Es cierto que en la reciente remodelación de su equipo se ha hecho sitio el sector más duro de ATI?
-Eso es falso. De Marisa Zamora se ha dicho en Gran Canaria que es de la línea dura de ATI simplemente porque el partido le encargó que defendiera en el Parlamento la negativa a que se duplicase la sede de la Cámara. Fue una decisión de la organización, y además lógica, igual que no hay que discutir que la Delegación del Gobierno esté en Gran Canaria. Marisa Zamora es una persona de una enorme preparación, de una gran generosidad, y estoy convencido de que trabajará para toda Canarias. En el caso de Marisa Tejedor, se trata de una mujer de una gran capacidad, que además cuenta con experiencia en la gestión. Ha gestionado una universidad, y en su equipo ha situado como viceconsejero a un vicerrector de la Universidad de Las Palmas. Eso es lo real. Yo he hecho el gobierno que creo que puede ayudar más a Canarias. No he tenido complejos al poner a un grancanario al frente de la Consejería de Educación, que es un departamento importante. No tengo complejos de dirigir Canarias desde el equilibrio, sin estar tan obsesionado por dónde nació o dónde vive éste o aquel, entre otras cosas porque hay mucha gente que ya no vive en la isla donde nació. Las familias canarias han cambiado mucho, nuestros hijos están yendo de una isla para otra.
-Sin embargo, en las últimas semanas se ha producido un repunte del insularismo.
-Una cierta competencia entre islas puede ser hasta buena, pero cuando se enturbia por celos, envidias, nos pasamos mirando al de al lado todo el día y se transmiten recelos de generación en generación, llega un punto en el que lo importante no es avanzar, sino bloquear al otro, y ahí es donde se perjudica a Canarias. El objetivo no debe ser nunca bloquear al otro, sino avanzar en conjunto.
-¿Qué le decidió a echar al PP del Gobierno?
-Una parte del pacto que manteníamos con el PP estaba en nuestras manos, y otra, está escrito y es público, dependía del gobierno de Madrid. Al dejar de gobernar el PP en Madrid ya no podía cumplir esa parte. Pero a pesar de todo yo intenté cumplir mis compromisos, cumplir el pacto, y le comuniqué al PP que teníamos que mantener las mejores relaciones institucionales con el gobierno de Rodríguez Zapatero. Sin embargo, ellos no podían asegurar esas buenas relaciones, y por eso, como presidente, tuve que asumir gran parte de la responsabilidad de las negociaciones con Madrid, sobre todo después de que se produjeran conflictos en alguna conferencia sectorial, donde el consejero o consejera terminaba enfrentándose con el gobierno de España por asuntos de partido. Canarias y Madrid tenían que entenderse, no se podía partir de unas declaraciones que crispaban las relaciones porque de esa forma era imposible. He dedicado muchas horas de trabajo a mantener las mejores relaciones con el gobierno de Madrid.
-Entonces, la crisis del Gobierno canario encuentra su origen en las elecciones del 14 de marzo.
-Ese día se celebraron unas elecciones democráticas que dieron el resultado que dieron. El PP tenía que haberlo aceptado, pero no quiso hacerlo. En Canarias, incluso el último día, en su última rueda de prensa diciendo que se quedaba en el gobierno, el PP volvió a hacer una crítica fortísima hacia el Gobierno central, algo que tiene sentido como partido, pero no lo tiene como componente de un gobierno que precisa entenderse con Madrid.
-¿Tan importante es entenderse con quien gobierne en Madrid?
-Existe una razón clave para ello: cualquier otra autonomía española guarda condiciones similares con las demás, incluso Baleares. Canarias, sin embargo, es un archipiélago alejado, la única autonomía española que tiene un régimen económico especial, que cuenta con una condición ultraperiférica reconocida en Europa, que exige un tratamiento diferencial en la UE. Nosotros necesitamos de aliado al Gobierno central, esté quien esté, porque quien vota en Europa es el Estado, no es la autonomía canaria. Uno puede preparar todo el trabajo, pero al final, cuando se sientan los jefes de los gobiernos estatales, si el presidente español no está motivado para defender la situación específica de las regiones ultraperiféricas, o para reunirse con los presidentes de Portugal o Francia para aunar esfuerzos, quien pierde es Canarias. En la política, los intereses de partido no pueden estar por encima de los intereses de Canarias.
-Pero el PP tiene todo el derecho a ejercer la crítica.
-La democracia tiene unas reglas. Durante las elecciones, la gente compite, muestra sus programas, discute, y hasta se producen algunos enfrentamientos, pero acabada la campaña, quien gobierna lo hace para todos los canarios, defendiendo los intereses generales. Si pones a tu partido por encima de los intereses generales, le estás haciendo un flaco favor a tu tierra. Yo, como presidente, no lo he permitido, y de ahí derivan parte de los problemas que han desembocado en que tomara la decisión de gobernar en solitario y buscar un acercamiento al PSOE.
-¿Cómo son ahora sus relaciones con José Manuel Soria?
-He tenido conversaciones con él en reuniones con los cabildos, nos saludamos hace poco en un acto en Las Palmas... La relación con el presidente del PP, una de las tres grandes fuerzas políticas de Canarias, tiene que ser fluida. Antes mantenía la relación que correspondía, y además discutíamos algunos de los temas de gobierno. También con Juan Carlos Alemán como secretario general del PSOE, con quien ahora los contactos son más habituales para tenerlo al día de la acción de gobierno y así guardar la mayor lealtad posible, que es lo que esperamos ambos, que ese apoyo que nos ha ofrecido en los grandes temas de Canarias nos pueda ayudar a seguir avanzando.
-Uno de los rumores más extendidos en los cenáculos políticos y periodísticos es que quien manda realmente en la Consejería de Turismo es la mujer del presidente, la viceconsejera Pilar Parejo. ¿No se ahorraría problemas si no ocupase dicho cargo?
-En primer lugar, los consejeros han tenido en todo momento libertad para elegir a las personas, y la siguen teniendo. Hay dos casos en los que me une una relación personal que no tenía cuando conocí a esas personas, que fueron colaboradores en la política y lo hicieron muy bien. Es el caso de Dulce Xerach, que años después se casó con mi hermano. Me parecía una mujer joven con una enorme capacidad de trabajo y una visión clara, y que lo hizo muy bien en Cultura en el Cabildo de Tenerife, y además creo que ahora en el Gobierno puede aportar bastante, porque no tenemos a muchos políticos con experiencia en ese campo. También es el caso de Pilar Parejo en Turismo, donde creo que demostró su capacidad en el Cabildo de Tenerife y ahora tiene en el Gobierno una misión que está cumpliendo, y sus resultados se están empezando a ver. Me pregunto qué pasaría si fuera al revés, si la Presidencia la ocupara una mujer y el viceconsejero fuera un hombre. ¿Se criticaría? A lo que no estoy dispuesto es a vetar a alguien por el hecho de que mantenga una relación conmigo, cuando además demuestra su capacidad mucho antes de tener esa relación. Otra cosa es que quieran darle una patada en el trasero del presidente y en su lugar se la den a esas personas. Eso me parece mal, y en muchos casos ha pasado.
-Da la impresión de que la clase política canaria está continuamente bajo sospecha, acaso porque en innumerables ocasiones se le ha acusado de mantener una intensa connivencia con el empresariado. ¿Qué hay de verdad en ello?
-Eso es absolutamente falso en nuestro caso, aunque es algo que se dice, especialmente en Gran Canaria cuando se vincula a ATI con gente que sólo ve su isla, y eso a pesar de que hemos hecho una apuesta clara por la coalición. En política, cuando uno es presidente, se tiene que entender con las empresas. Por un simple hecho: las empresas generan trabajo, y el trabajo es el elemento fundamental para la dignidad del hombre y de la mujer. Resulta primordial tener un trabajo para sentirse feliz y ser capaz de sacar adelante a una familia, y el empleo se genera en su mayoría en empresas privadas. Luego, la obligación de un gobernante es generar empresas y hablar y entenderse con las existentes, sin ningún tipo de recelo, atrayéndolas a esta tierra cuando hay que buscarlas fuera, potenciándolas cuando pueden crecer, pero eso no quiere decir que haya ningún tipo de cruce de intereses. Los empresarios están en su lugar y los políticos en el suyo. Ocurre lo mismo con los sindicatos, o es que alguien niega que el presidente del Gobierno se debe reunir con ellos. Por eso no tengo que tener connivencia, ni con empresarios ni con sindicatos, pero sí el mayor respeto a sindicatos y a empresarios para trabajar en común.
-A pesar de todo, los políticos parecen estar en el punto de mira de la opinión pública.
-En mi caso le aseguro que me retiraré sin haber acumulado fortuna alguna. Lo que tengo lo tengo por herencia, que es muy poquito, o porque lo gané antes de entrar en la política. Después de hacerlo, y son muchos años ya, mis condiciones económicas no han hecho sino ir hacia atrás. En ATI no hay relación con el mundo empresarial, y sus dirigentes públicos, desde el presidente del Cabildo hasta el alcalde de Santa Cruz o la alcaldesa de La Laguna, lo que han hecho es sacrificarse, incluso perdiendo oportunidades de ganar más dinero y trabajar menos, y ello porque la política, indudablemente, tiene sus compensaciones, que es ver cómo puedes hacer realidad algunas ilusiones. En mi caso puedo hablar, por ejemplo, de la calle de La Noria, el Auditorio de Tenerife, el recinto ferial... Y no creo que me dé tiempo de disfrutar todas las que estoy pensando para Canarias, aunque algunas sí las empiezo a ver, como el tráfico entre islas, paralizado hasta 2002 y que en 2003 y 2004, tras el esfuerzo para abaratar los precios, ha crecido.
-Las quejas también le llueven últimamente del empresariado, concretamente del de Gran Canaria.
-Espero reunirme con los empresarios de Gran Canaria en las próximas semanas, ya que hay un rebrote importante de acusaciones acerca de que el Gobierno tiende a favorecer a Tenerife. ¿Es que hace tres semanas, cuando gobernaba el PP, no era así, y ahora, que no gobierna el PP, es así? En tres semanas a un Gobierno no le da tiempo de cambiar la política. Son acusaciones que se han hecho desde el PP, que han realizado Soria o Luzardo, y también desde el ámbito empresarial, sin razón de ser.
-¿Adán Martín se presentará a la reelección como presidente de Canarias?
-Yo me planteo las cosas para el periodo en el que he sido elegido. Lo he hecho así durante toda mi vida y he estado muchos años en política. Creo y he creído siempre que esos asuntos se deben abrir cuando corresponde, desde el partido y muy poquito antes del periodo electoral. Todas esas discusiones lo que hacen es poner la cabeza en quién va a ser y quién no va a ser, y desde el ayuntamiento hasta los cabildos y el Gobierno lo que toca ahora es trabajar, olvidarse de las elecciones. Ahora hay que hacerlo lo mejor posible y ya llegará el momento de hablar de programas electorales, de los debate, de los mítines. Ahora no tocan mítines como el que dio el otro día la alcaldesa de Las Palmas en un acto institucional.
-¿Qué ocurrirá con el puerto de Granadilla?
-Este asunto en Bruselas no lo han entendido, entre otras cosas porque los funcionarios no han venido. Si lo hubieran hecho, lo habrían visto claro. Aludir a la piña de mar o a la tortuga boba para impedir el desarrollo del puerto carece de rigor científico. El puerto es necesario para el desarrollo social de Canarias, no para crecer más, y yo voy a seguir trabajando y buscando los recursos, aquí o en otro lado, y lo hará éste o el presidente que venga porque será su responsabilidad, y luchará como lo hace el presidente del Cabildo o el alcalde de Granadilla, porque es algo que está suficientemente maduro y no ofrece dudas.
-¿Tiene miedo de que la Constitución Europea, un texto que tanto ha anhelado Canarias, quede finalmente en un proyecto fracasado?
-Sería un irresponsable si no estuviera preocupado. Claro que lo estoy. Pero en el proceso de globalización que vive el mundo, Europa no se puede permitir el lujo de volver hacia atrás. Vamos a tener dos años de grandes discusiones, pero al final la constitución saldrá. Todo lo que el presidente del Gobierno de Canarias tiene en la cabeza es que en ese nuevo escenario el Archipiélago se logre situar de nuevo bien, y para eso es necesario mantener la unidad de las RUP.
-Para acabar la entrevista, una pregunta que trasciende la temática canaria, pero que le puede interesar a mucha gente. ¿Qué opina de los matrimonios homosexuales?
-A la gente que muestra recelos hacia la homosexualidad o la transexualidad yo siempre le hago la misma pregunta: ¿y si tu hijo fuera así, qué harías, lo dejarías de querer? Creo que hay que respetar la libertad de los demás en términos generales. Entiendo, no obstante, que como presidente del Gobierno canario no debería manifestarme sobre este asunto, que se aborda en otros ámbitos.

 “El cáncer hay                         
que asumirlo”

Adán Martín padece un cáncer
en el sistema linfático, por lo que
recibió hace unos años un
tratamiento con quimioterapia.
“Paso mis revisiones, y en
principio no tengo ningún
síntoma de enfermedad. Me
siento muy bien y trabajo muchas
horas, pero sé que tengo 61 años
y pesan, aunque también una
gran experiencia”. Anima a los
que de un día a otro se enteran
de que padecen un cáncer y los
invita a que lo asuman, si bien
reconoce que los primeros días
son duros. “Que lo asuman y no
cambien su vida, sino que la
llenen”, aconseja. Recuerda que
se le criticó por tratarse en el
Hospital Clínico de Barcelona, un
centro que recuerda que es
público, “pero es que cuando iba
al HUC no era un enfermo normal
y quería serlo. Paseaba en el
hospital en pijama y todo el
mundo me paraba y me hacía
preguntas. Cuando se sufre una
enfermedad de ese tipo lo que
apetece es la tranquillidad, y en
Barcelona la tenía”.

¿Aznar o Zapatero?
–¿Zapatero o Aznar?
–José María Aznar tenía un carácter más seco, más distante.
Tuve una sola entrevista con él porque coincidimos tan sólo un
año. Con Zapatero me he reunido ya en dos ocasiones. Es más
fluido en la conversación. Es más fácil hablar y hacerlo con más
desenfado.
–¿Con quién se siente más cómodo en Madrid, con el PSOE
o con el PP?
–Cómodo como estoy hoy. Hay cosas en las que participo del
PSOE.Yo soy un hombre progresista, lo he sido siempre, y tiendo
a sentirse más cómodo con posiciones progresistas, pero cuando
uno habla con el presidente de España, además de las posiciones
ideológicas que puede uno tener como partido, lo que me
imbuye es la defensa de Canarias. Zapatero hasta ahora ha demostrado
preocuparse por los temas de las Islas, y nos está dando
respuestas a los temas canarios.Ya tenemos el acuerdo de las inversiones
medias, y ahora firmar el convenio de obras será por una
parte virtud de nuestro trabajo, y por otra de la comprensión del
gobierno del señor Zapatero, y por lo tanto el PSOE tendrá mi
reconocimiento como tal.

sábado, 26 de marzo de 2005

AQUELLOS SESENTA QUE DIJERON SÍ


LO PEOR no es que los políticos nos traten como a imbéciles; lo peor es que piensen que lo somos. Se permite José Miguel González, actual portavoz nacionalista en el Parlamento autonómico y miembro del Gobierno allá por 1992, cuando se aprobó la injustificable ley que posibilitó la expropiación de los inmuebles limítrofes a la sede de la Cámara legislativa, evidente ejemplo de despotismo provinciano, afirmar con rotundidad que a nadie puede caberle duda de la utilidad pública de la ampliación del edificio. ¿De verdad lo cree su señoría? El Tribunal Constitucional no parece compartir esa opinión, hasta el extremo de que ha puesto en evidencia a los sesenta diputados que en un claro ejercicio de ombliguismo aprobaron por unanimidad aquella errónea ley. Estupor, miedo incluso, y hasta un poco de risa, por qué no decirlo, provoca comprobar que quienes se dicen representantes de los ciudadanos porque la ley así lo establece, Víctor D´Hondt de por medio, son capaces de aunar esfuerzos en aras de defender un interés sumamente particular al tiempo que pisotean al prójimo, tal ha sido el sentido de la sentencia del más alto tribunal. Transcurrido el tiempo, de lo que no albergamos duda es de lo monísimo que ha quedado el edificio, digno escenario de trajes de Armani, zapatos de Barrats y corbatas de Hermes, amen de audis y mercedes de todos los colores, preferentemente oscuros, impidiendo el tránsito peatonal a sus puertas. Aunque con todo, lo verdaderamente preocupante es que la culpa no se la podamos achacar a alguien en concreto, a unas siglas definidas, que los autores de tamaño desatino mostraran en su día, por mor de su propia comodidad, una homogeneidad ausente en otros asuntos que sí podrían considerarse de utilidad pública. El caso de la inconstitucional ampliación del Parlamento ha evidenciado el surgimiento en las Islas de la clase política, y con eso está todo dicho: una suerte de estirpe harto alejada de la sociedad a la que dice pertenecer, capaz de crear leyes a medida cuando el pret a porter no le satisface. Si es bueno para nosotros, es bueno para Canarias, se dicen, y buscan el aplauso cuando a veces, lo que dan, es puro miedo.


Santiago Díaz Bravo
El Día

miércoles, 5 de enero de 2005

EL PLANETA DE LOS TONTOS


SI ALGO caracteriza a la especie humana es su insistente tendencia a la imbecilidad. El desastre de Asia, los cientos de miles de víctimas y los millones de afectados, ha vuelto a reflejar de forma contundente, y van unas cuantas, que habitamos en un planeta de tontos.
El mundo entero se desgañita de dolor por las vidas perdidas tras el terremoto, los gobiernos de aquí y de más allá destinan dinero y medios humanos y materiales para ayudar a los países destruidos, los informativos encabezan sus titulares con las últimas novedades en Tailandia o en India, y en medio de tal desajuste pocos son quienes reparan en que durante los pasados diez días, en los que todo el interés ha pendido de un área concreta del Océano Índico, 300.000 personas han muerto de hambre en el mundo, 200.000 de ellas niños menores de seis años, según los cálculos que se desprenden de las estadísticas de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
Esas 300.000 personas, a las que mañana se sumarán otras 30.000, y una cantidad similar pasado mañana, y así sucesivamente, habrían muerto de igual forma si el mar no se hubiese enfurecido, como hicieron antes del 26 de diciembre millones de seres humanos que no han merecido tamaña atención por parte de todos nosotros. Cadáveres vivientes que han dicho adiós a los suyos, presos de impotencia, dolor y resignación ante una existencia indigna, esperan a la parca sentados en cualquier estepa africana, asiática o americana mientras tratan de encontrar sentido a tan amargo devenir.
Y mientras, Japón dona 500 millones de dólares a repartir entre Sri Lanka, India, Indonesia, Tailandia, Malasia, Bangladesh,Maldivas y Birmania; y Estados Unidos unos cuantos menos; y la Unión Europea se moviliza a su manera; y Canarias envía un trío de especialistas sanitarios que sonríen a las cámaras antes de partir; y se abren cuentas bancarias por doquier; y nosotros, cretinos como siempre, nos creemos que es ahí y sólo ahí donde conviven dolor y sufrimiento, sin reparar en que mientras leemos estas líneas han muerto de hambre, al menos, dos niños.

Santiago Díaz Bravo
El Día