martes, 18 de mayo de 2004

CRÓNICA DEL VIAJE DE ADÁN MARTÍN A MARRUECOS (18 de mayo de 2004)

¿Sáhara? ¿Qué Sáhara?


Adán Martín se ha convertido estos días en un verdadero especialista en echar balones fuera cada vez que se le pregunta sobre el conflicto saharaui. Sabe de sobra que cualquier palabra fuera de tono, un comentario mal entendido, daría al traste con los acuerdos alcanzados con el Gobierno marroquí.
S.DÍAZ BRAVO., Rabat
Mentarle estos días a Adán Martín el problema saharaui es mentarle la bicha. El presidente canario, en plena vorágine de la visita de tres días a Marruecos, apenas puede disimular la incomodidad que le producen las preguntas que le realizan los periodistas sobre el asunto. De sobra sabe que se trata de un tema tabú y que su sola mención acabaría de un plumazo con cualquier posibilidad de acuerdo con el Ejecutivo marroquí y daría al traste con los objetivos del "despliegue diplomático" que protagoniza en compañía de tres de sus consejeros.
Martín se ha convertido en los últimos días en un especialista echar balones fuera y disparar hacia la portería del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Cada vez que un informador le inquiere acerca de si ha hablado del conflicto del Sáhara Occidental con este o aquel ministro, responde que se trata de un asunto ajeno a su incumbencia, en el que todas las competencias residen en la administración estatal. Sin embargo, el presidente habla hasta la saciedad de inmigración a pesar de su limitada capacidad en la materia. Sabe que con ello no va a molestar a nadie, ni a los ministros ni al rey.
La reivindicación soberana sobre el territorio saharaui se ha convertido en un asunto de la máxima prioridad tanto para el Gobierno que dirige Driss Jettou como para la opinión pública marroquí. Cualquier referencia que pusiera siquiera en duda los derechos marroquíes entraría en conflicto directo con el alma misma del país.
Precisamente por ello, el éxito cosechado por la misión canaria que visita estos días los diferentes ministerios de Rabat se fundamenta en buena parte, según diferentes fuentes del propio Ejecutivo de la Comunidad Autónoma, en el alejamiento institucional de las posiciones de ayuda y colaboración con la causa del Frente Polisario que propugnaban durante la anterior legislatura autonómica diferentes sectores cercanos al entonces presidente, Román Rodríguez, personalizados sobre todo en el máximo mandatario de Coalición Canaria en Gran Canaria, Carmelo Ramírez.
Oxígeno al Polisario
Marruecos sigue con interés todo lo que se cuece en las Islas, y pocas cosas le hacen menos gracia que ver como se destinan ayudas a los campamentos de refugiados, prestando con ello oxígeno a la causa del Polisario, y comprobar cómo se presiona al Gobierno español para que trate por todos los medios de trasladar las reivindicaciones antimarroquíes ante las más altas instancias internacionales.
El Ejecutivo canario se ha embarcado en una postura pragmática que trata de ignorar la existencia del problema, cuando menos de situarlo en instancias superiores. Martín y su equipo han decidido no jugar a un juego que no les corresponde por ley ni por interés, dejando cada vez más al margen a los movimientos sociales que comulgan con la causa saharaui. En este ámbito, Marruecos ha marcado unas reglas del juego concisas y contundentes. Quien no las cumple carece de posibilidad alguna.

CRÓNICA ENTREVISTA ENTRE MOHAMED VI Y ADÁN MARTÍN (18 de mayo de 2004)

El espíritu de Casablanca


El rey de Marruecos, Mohamed VI, recibió ayer al presidente del Gobierno canario, Adán Martín, en un encuentro histórico para el Archipiélago y que marca el inicio de una nueva etapa de relaciones entre ambos territorios.
S. DÍAZ BRAVO, Rabat
Casablanca. Tres de la tarde pasadas. El presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín, encabeza un grupo de cuatro personas del que forman parte el consejero de Economía y Hacienda, José Carlos Mauricio; el director general de Relaciones con África de la administración autonómica, Luis Padilla; y el embajador de España en Rabat, Fernando Arias Salgado. La comitiva se adentra en las habitaciones del Palacio Real, residencia oficial de Mohamed VI, rey de Marruecos, donde el monarca les espera en compañía de su ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed Benaïssa, y de Fabel Benaid, consejero personal y uno de los hombres más influyentes del país. Se avecina un momento histórico.
El trato recibido por Martín y su séquito es similar al que Mohamed VI ha otorgado antes a personalidades de la talla del secretario de Estado de Defensa de Estados Unidos, Colin Powell, o el ex presidente español, José María Aznar: les ha hecho esperar varias horas. Han aprovechado para almorzar en compañía del propio Benaïssa, con quien el presidente canario compartió en coche los 90 kilómetros que separan Casablanca de Rabat. Luego, el propio ministro les hizo de guía en La Gran Mezquita.
El tercer regalo de Martín
Tras los saludos y las preceptivas presentaciones, Martín hizo entrega al monarca de tres regalos. El tercero de ellos, según los presentes, le impactó. En primer lugar le mostró una bandeja de plata de diseño moderno, realizada por una artesana grancanaria, donde rezaba una inscripción que fijaba para la posteridad el momento. Seguidamente, el denominado "Príncipe de los creyentes" recibió de manos de Martín un jarrón de barro alusivo a la cultura bereber. El destinatario del tercer presente no fue el monarca, sino Su Alteza Real Moulay Elhassan, de un año de edad recién cumplido y heredero del trono: un álbum de fotos.
El encuentro se extendió por más de media hora y, según el presidente canario, quien comentó sus impresiones nada más regresar a Rabat, dentro de un ambiente de cordialidad y hospitalidad. Mohamed VI expresó su deseo de conocer las Islas, aunque ello no implica necesariamente una visita a las mismas.
También se refirió, siempre según Martín, al problema de la in-migración ilegal, sobre el que ex-presó su compromiso de seguir ahondando en la lucha contra dicho fenómeno.
La recepción del monarca al presidente canario, jamás confirmada porque el rey no confirma nada y su agenda no depende de nada ni de nadie, se había convertido en un secreto guardado celosamente por el Gobierno que, en el peor de los casos, podía no llegar a materializarse.
El sí definitivo, aunque siempre dependiendo del humor del Mohamed VI, llegó casi coincidiendo con el inicio del viaje el pasado domingo.
El encuentro celebrado ayer ad-quiere una dimensión histórica pa-ra las Islas y evidencia la predisposición de Marruecos a entablar relaciones estables con Canarias en materias concretas. Adán Martín no es el primer presidente autonómico que logra entrevistarse con el rey; antes lo han hecho el andaluz Manuel Chaves, el valenciano Eduardo Zaplana (en su etapa de presidente de la Generalitat) o el delfín del catalán Jordi Pujol, Artur Mas. No obstante, la reunión ad-quiere un significado simbólico pa-ra una región vecina a Marruecos, más cercana al reino alauí que al resto del territorio nacional y sobre la que hasta hace no demasiado tiempo Rabat evidenciaba una cierta voracidad colonizadora basada en criterios geográficos.
Un giro en las relaciones
La apuesta marroquí por acercarse al Archipiélago, o más correctamente, por dejarse acercar, encuentra su origen en el giro de las relaciones entre Madrid y Rabat tras la pintoresca crisis provocada por la invasión del islote Perejil. El Ejecutivo canario no es ajeno a que esta novedosa estrategia del equipo que encabeza Driss Jettou, el primer ministro, es una anexo de la política estado-estado, pero entien-de que las Islas pueden beneficiarse de dicha coyuntura.
A todo ello se suma una nada desdeñable circunstancia: al contrario que en España, en Marruecos el rey ostenta un considerable poder ejecutivo que le convierte de facto en presidente.
Precisamente por ello, su implicación en la visita oficial que realiza Adán Martín, decidida sin duda por él mismo, concede un mayor valor a lo que un ministro marroquí definía ayer como "el espíritu de Casablanca".