domingo, 23 de julio de 2006

MENTIRAS


LA MENTIRA FORMA PARTE de nuestras vidas igual que el aire y la sangre, que la risa y el llanto. Proponga en cualquier foro que abandonen el anonimato los espíritus que jamás hayan faltado a la verdad y comprobará cuán feo es mentir cuando sobre la mentira se miente. La mentira es arte porque la literatura es mentira, y mentira es también la pintura, y qué decir de la música embustera que engaña nuestros oídos. Mentira es el perfume con el que nos envolvemos para ocultar las pestilentes secreciones y adueñarnos del olfato ajeno, y mentira es besar mientras se mira hacia otro lado. Por amor se miente y por odio se miente, porque la mentira es a un tiempo bella y monstruosa, necesaria a veces, cruel llegado el caso, enfermiza cuando la hacemos nuestra a sabiendas de su divorcio de la realidad. La mentira es un estadio habitual del ser humano cuando el ser humano actúa dentro de unos cauces convencionales, y ni siquiera resulta cierto el dicho que reza que sólo niños y borrachos dicen la verdad, porque pinochos los hay infantes y mayores, sobrios y ebrios. Y precisamente por ello, porque la mentira es la vida, resultaría tan injusto como incorrecto criticar al consejero autonómico de Medio Ambiente, Domingo Berriel, por dar crédito a un informe plagado de mentiras que ha elaborado un embustero Observatorio de la Sostenibilidad. El bueno del consejero, humano, y por humano y bueno mentiroso, miente cuando dice que Canarias se ha convertido en una referencia del crecimiento urbanístico sostenible, porque estas Islas hace tiempo que disfrazan su modelo urbanístico con una gran mentira. Y si no se lo creen, allá ustedes.


Santiago Díaz Bravo
El Día

lunes, 12 de junio de 2006

EL FÚTBOL COMO VENGANZA

VUJADIN BOSKOV, jugador y entrenador de éxito, pasará a la historia por ser el autor de una frase tan estúpida como impagable: "Fútbol es fútbol". La redundante sentencia refleja como ninguna otra la esencia de un juego que ha trascendido su innegable arcaísmo (veintidós seres humanos peleándose por introducir una esfera de cuero, patadas de por medio, en una red situada entre tres palos) para convertirse en lo que el sociólogo francés Antoine Labbo definió como "el único fenómeno social no impulsado por Estados Unidos". Y es que el balompié, nacido en tierras británicas y adoptado por la hermandad del Viejo Continente, es una de las grandes aportaciones de Europa al resto del mundo, en el caso de África junto a la esclavitud, el genocidio, la eliminación de señas culturales, la explotación desmedida de los recursos naturales, el patrocinio de conflictos bélicos y la hambruna. Tal ha sido el grado de universalidad alcanzado por arqueros, zagueros, medios, arietes, árbitros, linieres, penaltis, orsays y goles que el contorno rectangular de las canchas futbolísticas es ya tan habitual en pueblos y ciudades africanas como el de los zocos y los templos, y tan grande la popularidad de este deporte para lo bueno, lo malo y hasta lo siniestro que los cronistas del conflicto entre hutus y tutsis, que asoló Ruanda a mediados de los 90 por la impericia de las potencias europeas que trazaron en 1884 las fronteras del país, contaban pávidos, apenas dando crédito a su propia narración, cómo un grupo de combatientes había cortado las piernas a un equipo de la etnia enemiga antes de obligarlo a presenciar un partido en el que la cabeza sesgada de un compañero hacía las veces de balón. Ahora el Mundial de Alemania glorifica una vez más ese híbrido de fervor religioso y guerra sin sentido denominado fútbol, que endiosa a los jugadores y los confunde con soldados, y tal vez por ello nos resulte tan gratificante la unidad de distintos clanes negros ante una misma camiseta y nos sorprenda tan poco la explosión de júbilo con la que reciben cada gol, porque ganarle al amo cabrón debe dar mucho gusto.


Santiago Díaz Bravo
El Día

miércoles, 7 de junio de 2006

DE CÓMO ESPAÑA SE HACE HUMO


LA COMUNIDAD Autónoma de Cataluña ha sido la última en anunciar que la ley antitabaco le entra por un orificio antes de salirle por otro con volutas y todo, sumándose con tamaña rebelión a los gobiernos regionales de Madrid, Valencia y La Rioja, promotores de una serie de reglamentos que las autoridades estatales, señoras y señores que trabajan en la capital y se supone que mandan, aseguran que contradicen sin ambages las normas aprobadas en las Cortes por los legítimos representantes de los españoles. Lo que no ha conseguido Esquerra Republicana con el Estatut lo va a lograr Philip Morris con una cajetilla de Marlboro, porque va a ser el humo y no la agencia tributaria lo que divida la piel de toro en un sinfín de reinos que se caracterizarán por un grado concreto de humareda y un mayor o menor número de oncólogos y cardiólogos en paro. La reacción de los gobernantes pronicotina da la razón a quienes auguraban que el movimiento ciudadano en favor del tumor propio y ajeno, también denominado "si morimos, morimos todos, cuanto antes mejor y al que no le guste que se j...", no se iba a quedar de brazos cruzados contemplando cómo sus congéneres disfrutan de un plato de comida sin que una nube de humo se interponga ante sus ojos, sin que una fumarada colonice su propio espacio y el de los suyos para, osada e irreverente, adentrarse en los conductos respiratorios hasta desembocar en pulmones adultos, infantiles, de neonatos y en todos los que se pongan por delante, que hay que dar trabajo a médicos y sepultureros. A una ley nacida con la tara de la excesiva permisibilidad se ha unido la incapacidad de parte de la clase política para diferenciar entre lo que es importante y lo que no, entre la defensa del ciudadano desamparado y la superchería de las tesis que defienden la necesidad de hacer la vista gorda ante dos fenómenos, el tabaquismo y el tabaquismo pasivo, que desmienten el dicho que reza "mal de muchos, consuelo de tontos", porque aquí, en lugar de mera tontería, sobresale una mayúscula aberración.


Santiago Díaz Bravo
El Día

jueves, 1 de junio de 2006

PAUL AUSTER


LA VIEJA EUROPA cuenta entre sus virtudes con la adopción de artistas estadounidenses que a pesar de su innegable calidad, o precisamente como consecuencia de ella, se muestran incapaces de concitar el interés mayoritario del público de su país. Nos asalta la memoria, y es sólo un ejemplo, el recuerdo del "maldito" Charles Bukowski, un californiano de origen alemán que dejó este mundo convertido en un mito para los europeos a la vez que en un literato casi desconocido para sus compatriotas, quienes ahora, a través del recurrente séptimo arte, parecen dispuestos a recuperarlo. Más reciente es el caso del cineasta Woody Allen, archipremiado en la mayoría de los países de este lado del Atlántico, España incluida, pero con escasa suerte a la hora de encabezar la lista de películas más vistas en el propio pese a una prolífica actividad delante y detrás de las cámaras. El último capítulo de esa dicotomía que enfrenta a Europa con Estados Unidos lo protagoniza Paul Auster, un escritor cuyos fieles se cuentan por decenas de miles en el viejo continente y cuyo principal mérito ha sido recuperar la premisa fundamental de la buena literatura: contar historias, en su caso sorprendentes porque sorprendente es el imperio del azar, fuente primigenia de su inspiración. Con reconocimientos oficiales o sin ellos, en apenas dos décadas de carrera Paul Auster se ha hecho un sitio entre los grandes de las letras. "El Palacio de la Luna", "La música del azar", "Leviatán". "La trilogía de Nueva York", "El libro de las ilusiones" o el reciente y maravilloso "Brooklyn Follies" son argumentos más que contundentes para rendirse ante tal evidencia. Con todo, la decisión de concederle el Premio Príncipe de Asturias lo sitúa en el justo lugar que merece, en un pedestal que compartirá a partir de ahora con otros grandes como Mario Vargas Llosa, Günter Grass, Camilo José Cela, Arturo Uslar Pietri, Álvaro Mutis, Juan Rulfo, Carmen Martín Gaite o Arthur Miller. Cuando contemplemos sus desorbitados ojos mirando la techumbre del teatro Campoamor nos preguntaremos qué peregrina historia pergeña en su sesera y suspiraremos una vez más por su próximo libro.


Santiago Díaz Bravo
La Gaceta de Canarias

sábado, 20 de mayo de 2006

ÓSCAR DOMÍNGUEZ


LA HISTORIA, lejos de quedarse en una mera sucesión cronológica de hechos, se torna en la identidad de un pueblo, en el espejo donde hombres y mujeres se miran para congraciarse con el pasado o vergonzarse de él, para sentirse a gusto o a disgusto en el pellejo de la sociedad de la que forman parte. Dentro de ella navegan los personajes, esos seres impagables, por buenos o por malos, a cuyo alrededor rondan los acontecimientos que ellos mismos provocan y padecen. En ocasiones la historia juega un papel terapéutico, sobre todo en aquellos pueblos cuyo presente luce plagado de insatisfacciones y el futuro se adivina sombrío, lo que la convierte en una suerte de refugio donde reafirmarse, buscar la grandeza perdida y hacer crecer sobre ella la esperanza en tiempos mejores. Entonces los personajes se transforman en modelos, en vidas que nos hubiera gustado vivir, en muertes que a veces, sólo a veces, se nos antojan tan grandiosas que sin envidiarlas, porque la parca es la parca y a nadie agrada, admiramos con la boca grande. Dentro de ese marasmo surge la elefantiásica figura de Óscar Domínguez, que respiró el mismo aire que Pablo Picasso, Wilfredo Lam, Man Ray y Paul Eluard, paseó su extraña figura por las bulliciosas calles de Saint Germain y amó sin querer, como sólo los grandes artistas saben hacerlo. Y nos enteramos de que nació en la calle de al lado, de que su azarosa vida fue de todo menos aburrida, y entonces nuestra corta y sosa historia isleña, huérfana de personajes grandiosos, vilipendiada por la aparición de personajillos elevados a figuras, deja de ser pobre y monótona. Y dirigimos nuestros ojos hacia París igual que lo hemos hecho siempre, con la mirada provinciana que nos es propia, para comprobar que uno de los nuestros, un personaje a quien no teníamos el gusto de conocer (y qué enorme gusto), décadas atrás se hizo un honroso y merecido sitio en una de las vetustas mesas del Café de Flore. Óscar Domínguez, aunque para ello se viese obligado a alimentar con sus restos una tierra que no era la suya, nos concede lo que el mediocre presente nos niega y lo que el incierto devenir vaya usted a saber. La historia, hermosa, cruel y paradójica, ha querido que una de nuestras esperanzas de futuro descanse varios metros bajo el suelo en un cementerio parisino.

Santiago Díaz Bravo
El Día

lunes, 8 de mayo de 2006

EVO AL DESNUDO


EVO MORALES es a primera vista un tipo simpático, acaso por sus rasgos andinos, cuyo cincelado difícilmente podría provocar en el prójimo un sentimiento ajeno a la empatía, acaso por su manifiesta enemistad con los vendedores de corbatas, que lo convierte en uno más entre la plebe, acaso porque la sencillez, al menos aparente, la lleva hasta las últimas consecuencias en su bíblico y bisílabo nombre. Pero Evo, igual que Eva en el Paraíso, ignora que con las serpientes, cuando menos, hay que tener cuidado, porque la espléndida rojez de las manzanas a menudo esconde un gusano voraz e insaciable, a lo peor varios. Y es que el nuevo presidente de Bolivia se ha visto asediado desde un primer momento, nada más oler las mieles del poder, por dos peligrosas serpientes, una de ellas ya veterana y entre cuyos méritos figura el galopante empobrecimiento de su bella isla hasta convertirla en el burdel oficial del Caribe. El otro bífido, más joven pero enormemente poderoso, no tanto por las riquezas visibles de su país como por lo que éste atesora bajo su exhuberante tierra, ha tornado en una suerte de exportador de revoluciones que se vanagloria de contar con varios franquiciados a pesar de la ojeriza que le brinda el gran hermano del norte, que frunce el ceño cada vez más y a saber cuáles serán sus elucubraciones. El guerrillero loco y el militar alocado le han dicho a Evo que su jersey a rayas anchas es lo más bonito que han visto en años, y Evo, que es buena gente aunque empecemos a dudarlo, se lo ha creído a pies juntillas. Poco le importa que la historia esté en su contra, que libros y más libros, documentos y más documentos, de mucho antes, de antes y de ahora, reflejen con meridiana claridad que aquellos rincones del planeta Tierra donde el estado se ha excedido en el control de la cotidianeidad han acabado por sucumbir a la corrupción, la pobreza y la injusticia. Los bolivianos le otorgaron a Evo la posibilidad de reconducir el maltrecho rumbo del país y pasar a la historia, y así va a ocurrir, porque si nadie lo remedia Evo Morales pasará a la historia como el títere que condujo a Bolivia hacia un callejón sin salida.

Santiago Díaz Bravo
El Día

martes, 18 de abril de 2006

LAS MARBELLAS DE NUESTRA VIDA


MARBELLA ES VARIAS cosas al mismo tiempo. Es, en primer lugar, la materialización de una sospecha, la de que detrás de tanto cemento se escondían ceros a tutiplén ganados de forma ajena a la ley y las buenas maneras. Marbella es al mismo tiempo una evidencia, la de la impericia de los servicios policiales y judiciales, que han actuado tarde a pesar de que las prácticas ilícitas de determinados personajes públicos eran un clamor desde hacía años, máxime teniendo en cuenta la estrafalaria ostentación que les envolvía, rayana en lo caricaturesco y que pedía a gritos una investigación contundente. La localidad marbellí es también el reflejo de las miserias de la democracia, que con todas sus virtudes se muestra incapaz de evitar la equivocación de la mayoría y el consiguiente alzamiento de indeseables a los cargos de responsabilidad pública. Es, además, el perfecto ejemplo de la desidia política llevada al grado sumo, tanto por las autoridades estatales como por las andaluzas, campeonas durante lustros en el arte de mirar hacia otro lado y si te he visto no me acuerdo. Marbella es también la irrefutable prueba de que el dinero por sí solo es incapaz de moldear la virtud del buen gusto, y que aunque el tópico dice que sobre éste no hay nada escrito, haberlo haylo, cuando menos el malo. Pero con todo, si algo caracteriza a esta localidad malagueña es haberse convertido en un fantasma que sobrevuela nuestras vidas y nos deja un reguero de dudas y preguntas, porque lo realmente preocupante no es lo ocurrido en Marbella, sino la posibilidad de que sus maneras se hayan extendido a otras latitudes, o simplemente que hayan coincidido en el tiempo con otras similares que tengan por escenario cualquier ayuntamiento de cualquier otro municipio. Nada será lo mismo después de lo acaecido en esos 26 kilómetros de costa mediterránea, a simple vista tan abandonados a la suerte urbanizadora como otros tantos miles de kilómetros del litoral peninsular e insular, una evidencia que nos produce escalofríos y nos lleva a cuestionarnos si Marbella es la excepción o la regla.


Santiago Díaz Bravo
El Día

jueves, 13 de abril de 2006

CANARIAS NO ES JAUJA. ¿O SÍ?



EL IMPERIO del "dumping", las economías de escala y la tecnología a precio de ganga permiten que la mayoría de las familias canarias disfruten en sus hipotecados hogares, tarjeta de crédito de por medio, de todas las comodidades alimenticias, textiles y electrónicas, de al menos un vehículo y de la satisfacción de viajar allende las islas de año en año. A la vista está que las diferencias entre ricos y pobres se han reducido hasta ceñirse al ámbito de las marcas, las nuevas enseñas de la sociedad occidental, pero de igual forma resulta evidente el afloramiento de una nueva e incipiente distinción social sustentada en el paradigma de lo mucho que le cuesta a muchos ganar el dinero y lo poco que le cuesta a unos pocos ganar ese mismo dinero y varios montones más. Con el primer caso probablemente se identifique usted, abnegado lector, siempre que no figure entre sus ocupaciones la gestión de una empresa pública canaria, y tendrá el honor de compartir esa pena con el mismísimo presidente Adán Martín, a quien superan en sueldo nada menos que ocho de sus subordinados. Por el contrario, se encontrará en el segundo de los supuestos si es el propietario de las posaderas que cada mañana se acomodan en el sillón de uno de los ocho gerentes de sociedades públicas, la mayoría deficitarias, que cobran más de cien mil euros anuales, porque aunque usted trabaje como un condenado y el director de su sucursal dé saltos de alegría cada vez que le ingresan la nómina, tenga en cuenta que tal vez alguien, quizás cientos o miles de personas, en la intimidad puede que hasta usted mismo, opine que Canarias no es Jauja, y que por lo tanto usted trabaja para el Gobierno de Canarias en lugar de para el de Jauja, y que con algo menos de dinero llegaría casi igual a fin de mes. Y si usted cree que se merece esto y mucho más, ahí afuera hay un universo de empresas privadas que con probabilidad reconocerán su valía y estarán dispuestas a colaborar en el pago de la cuota de su Audi. Lo cierto es que usted, como empleado público, nos sale demasiado caro.

Santiago Díaz Bravo
El Día

domingo, 2 de abril de 2006

Entrevista a Adán Martín (2 de abril de 2006)

"Los partidos no deben pagar por casos de corrupción personales"







S. DÍAZ BRAVO, S/C de Tfe.




El Parlamento de Canarias acogía esta semana una nueva edición del Debate sobre el estado de la nacionalidad, la cita parlamentaria más importante del año y el termómetro idóneo para tomarle la temperatura a la política autonómica. Las réplicas al discurso del presidente del Gobierno, Adán Martín, reflejaron con nitidez los cambios que se han producido en los últimos meses, con un PSC-PSOE conciliador a la vez que crítico y un PP que ha asumido el papel de principal azote de su anterior socio. Lo visto y oído durante tres días en la Cámara legislativa se convierte en una magnífica excusa para analizar con el propio presidente tanto la situación política actual como el futuro más inmediato.
-¿Cree que el debate ha servido para hablar de los intereses de los canarios? Tal vez haya quedado la sensación de que hemos asistido a un mero enfrentamiento dialéctico entre partidos.
-Desde mi primera hasta mi última intervención hablé de los intereses de Canarias. Di un repaso a lo que preocupa a los ciudadanos, a lo que hemos hecho y lo que tenemos previsto en este próximo año. Además, abordé los grandes problemas políticos del archipiélago, como la inmigración, la preocupación de ciudadanos por la corrupción y los crecimientos poblacionales. Otros, como el señor Soria, se situaron claramente en una labor de oposición por oposición mas que en la de intentar convencer con argumentos.
-Al igual que en otras ocasiones, se le ha criticado por utilizar el fenómeno del crecimiento de la población como comodín para justificar cualquier dato negativo.
-Se trata de uno de los problemas importantes de Canarias. Desde 1991 hasta hoy hemos crecido en medio millón de personas, y si esa tendencia la lleváramos a 50 años, Canarias llegaría a 5 millones de habitantes, una cifra que todos estamos convencidos de que no podemos alcanzar. Como en casi todas las cosas, en CC detectamos este problema mucho antes. En el año 99, cuando fui vicepresidente, planteé que estábamos creciendo demasiado en población, y me dijeron que era poco menos que una tontería. Hoy se ha convertido en una preocupación de todos los ciudadanos. De la población dependen todas las políticas, porque es muy diferente planificar con un ritmo de crecimiento del 1 por ciento, con el que en diez años tendríamos 200.000 personas más, que si lo hacemos con otro del 3 por ciento, con el que en 10 años contabilizaríamos 600.000 personas más. Eso tiene que preocupar al presidente del Gobierno y al Parlamento, y tiene que ser una base de discusión importante, no sólo frases bien hechas y titulares.
-¿No tiene la impresión de que en ocasiones una amplia zanja separa a la clase política de los ciudadanos?
-A mi todos los días me dicen lo contrario, que me meto en harina, que cuando llega el debate me pongo a explicar los datos en lugar de las grandes líneas. Yo no soy un hombre de grandes discursos y no preparo nunca las réplicas. Quizás sea un defecto el hecho de que no replique de forma contundente, sino que intente explicar las cosas y por qué se hacen. Mi tendencia es a estar pegado a los problemas, a los pequeños, aunque también planteo los grandes. El ciudadano tiene que entender por qué hacemos las cosas, pero el tiempo es limitado.
-Sin embargo, a la vez que usted mostraba en el hemiciclo unos excelentes resultados en materia sanitaria, EL DÍA publicaba una impactante foto con un pasillo de Urgencias totalmente colapsado.
-¿Qué le dije yo en mi discurso al ciudadano? Que tenemos en obras todos los hospitales. Esa foto era de La Candelaria, pero también están las obras del centro sanitario del norte, y el del sur, y el que estamos construyendo en La Gomera, y en Lanzarote, y en Fuerteventura, luego, le estamos dando respuesta a ese problema. Existen picos, que es lo que pasó el otro día. Sabemos que hubo algún brote que llevó más gente a las urgencias, pero lo que me preocupa es que los ciudadanos al final hayan salido de allí con su problema resulto, y eso le aseguro que lo veo. Cuando visito los hospitales, cuando voy a hacerme una revisión debido a mi enfermedad, suelo dar una vuelta por ellos. Soy consciente del problema de las urgencias porque no vivo encerrado aquí, en la Presidencia. En mi intervención, en vez de hablar de los grandes temas políticos, hablé de la Sanidad, porque al presidente le preocupa la Sanidad. Y soy consciente de que en un momento determinado hay camillas en los pasillos, pero también ocurre en las urgencias de Madrid, de Barcelona, de Londres, de Alemania y de los Estados Unidos.
-Después de este Debate, ¿puede quedar alguien que crea que no existe un pacto entre CC y PSOE?
-Del Gobierno canario se exige una doble posición: por un lado firmeza y defensa de los intereses de las Islas; por otro entendimiento, diálogo y explicación de los problemas canarios, antes en Madrid y ahora en Madrid y en Bruselas. El Gobierno tiene que poder buscar el entendimiento con quien gobierna en Madrid, independiente de partidos políticos, y eso no se puede hacer si no se establece un diálogo, lo que no significa debilidad. Por eso rompí el pacto con el PP y cambié el Gobierno. A partir de entonces hemos establecido mejores relaciones con el Ejecutivo estatal, y a las pruebas me remito: convenios de carreteras, de costas, de obras hidráulicas, avances en asuntos como la inmigración clandestina... El PP sólo quería el enfrentamiento por el enfrentamiento, y yo tengo que poner los intereses de Canarias por encima de los intereses de los partidos.
-Pero, ¿habrá pacto con el PSOE después de las elecciones?
-Creo que quedó muy claro en el Debate cuáles son los compromisos de cada uno de las partes, hasta dónde llegan los apoyos del PSOE, que como partido tiene la aspiración de gobernar, y hasta dónde, como presidente del Gobierno, recibo esos apoyos. De esa relación aspiro a que nazca confianza, y después habrá unas elecciones donde cada partido defenderá lo que crea oportuno. En estos momentos hay un buen entendimiento con el PSOE, y a partir de ahí serán los partidos, las urnas, los que marcarán las pautas de futuro.
-Cuando destituyó a los consejeros del PP, ¿sabía el PSOE que iba a tomar esa decisión?
-Esa decisión, quien primero la conoció, fue el PP. Yo tenía una responsabilidad: gobernar, y el apoyo para los proyectos importantes de Canarias lo había mostrado el PSOE bastante antes, cuando gobernaba el PP. Además, en ese sentido tenía un compromiso público con el propio presidente Zapatero. Nosotros rompimos sin ninguna atadura. Yo debía elegir entre los intereses de Canarias y que para mí fuera más o menos cómodo gobernar, y sabía lo que había dicho el presidente Zapatero en reuniones personales y en el propio Congreso sobre que avanzarían determinadas cuestiones de las Islas. Fueron compromisos públicos, y en base a eso me decidí a gobernar en minoría. Fue una ruptura limpia.
-¿Habla a menudo con Juan Carlos Alemán?
-Sí, por teléfono y en alguna reunión que hemos mantenido, casi todas conocidas y anunciadas, cuando tengo que comunicarle temas importantes o incluso pedirle apoyo y oír sus opiniones.
-¿Lo ve usted de vicepresidente?
-¿Vamos a ocuparnos ahora de las elecciones?
-Es una pregunta obligada, dada sus buenas relaciones.
-Lo entiendo, pero en este momento de lo que tenemos que preocuparnos es de esta legislatura, de que dé resultados a los canarios. Cada partido tienen su responsabilidad. Alemán representa al PSOE, que gobierna en España, y yo presido el Gobierno de Canarias. El entete es bueno, y después habrá elecciones, pero antes los partidos tienen que ver quiénes son los candidatos, y luego los pactos. Todos aspiran a gobernar con mayoría absoluta, pero todos sabemos también que en Canarias es muy difícil, y después tendremos que lograr un Gobierno estable que haga que el Archipiélago siga avanzando.
-Aunque para usted seguramente el vicepresidente ideal sea Manuel Lobo.
-De las candidaturas no hemos ni empezado a hablar. Los partidos tendrán que decidirlas, y CC, que tiene muchas personas preparadas, también tendrá que hacerlo. Yo siempre he estado a disposición del partido. Ni he dado codazos, ni me quito, ni me pongo, ni me retiro, ni nunca me propondré para nada. Estoy a disposición del partido. Lo he estado siempre.
-Los logros de los que habló en el Debate, ¿no teme que puedan quedar ensombrecidos por los casos de corrupción que se están conociendo?
-A mí lo más que me preocupa es que el Gobierno gobierne. Es fundamental que cuando uno gobierne tenga claro los intereses que tiene que defender, y en esa visión a corto, medio y largo plazo debe uno actuar. Determinadas cuestiones que en este momento tocan muy de lado, o prácticamente no tocan, a la Comunidad autónoma, pero que preocupan a la sociedad, preocupan también por eso al presidente del Gobierno, como son algunos síntomas de corrupción en algunas personas, pero no paralizan la labor de gobierno. La orden que tienen desde el primer día los cargos públicos es que si alguien comete un delito lo tiene que pagar, y para eso está la Justicia. Nosotros no podemos investigar delitos, sólo los pueden investigar la Justicia y los policías, y nosotros no tenemos policías. El día que tengamos policía igual podremos hacer algo. Cualquier delito del que el Gobierno haya tenido conocimiento lo ha puesto en manos de la Justicia y de la policía. En el caso de Telde nosotros no tenemos nada que ver, y en el "caso eólico" no hay ningún dolo para la administración pública porque el concurso no se ha producido. Lo paralizamos y lo anulamos y vamos a hacer un nuevo concurso, y es la Justicia la que tiene que resolver esos problemas. Por lo tanto ahí no existe una preocupación, y si hemos tenido en algún caso alguna duda sobre un tema concreto, como ha pasado en Vivienda, hemos presentado una denuncia, porque quien ha presentado la denuncia es el Gobierno. Esa es nuestra línea de actuación y la ha sido siempre.
-¿No le preocupa la imagen que pueda tener en estos momentos la clase política ante la opinión pública?
-Esa preocupación la tengo, pero no sobre el Gobierno canario, sino sobre las administraciones públicas canarias, porque en este caso hay más problemas en ayuntamientos que en el Gobierno. Es un tema general, y ahí le hablo no como presidente del Gobierno canario, sino como presidente de la Comunidad canaria. Claro que me preocupa, y por eso creo que es bueno que tengamos una policía, para trabajar conjuntamente y luchar contra el crimen organizado, el tráfico de drogas y los delitos que puedan cometerse en la administración; por eso planteamos un código ético y he propuesto que se abra un periodo de consultas con partidos y personas con amplia experiencia para buscar cómo mejorar el sistema y lograr que los ciudadanos recuperen la confianza en sus administraciones. Hay que pensar que hay 87 ayuntamientos, siete cabildos, el Gobierno de Canarias y la propia administración del Estado. Todos tenemos que intentar mejorar el sistema de trabajo y la transparencia.
-Su antiguo socio, José Manuel Soria, llegó al Debate con el peso de los casos de corrupción protagonizados por miembros de su partido. Sin embargo, salió casi indemne. Apenas se le hizo sangre.
-Jamás voy a por alguien. El PP ha pasado momentos muy difíciles en Canarias, pero soy de los que creen que esos casos no deben achacarse al propio PP, por lo que no voy a hacer responsable al señor Soria, ya que son las personas las que cometen los delitos. Sí creo que ha cometido errores políticos, pero nunca voy a hacer leña de quienes están pasando dificultades. Es una forma de entender la vida. Él, sin embargo, no es así, porque en el Debate dijo cosas a las que podía haberle respondido con muchísima dureza.
-Se refiere a la alusión a su etapa en Economía
-Habló de un informe de la Audiencia de Cuentas que no recoge ninguna falta que sea delito, porque de otra forma existía la obligación de ponerlo automáticamente en manos del fiscal, y no se ha hecho. Se está comparando con el caso de unas personas que sí están imputadas y que en estos momentos están en la cárcel. Son dos cosas que los ciudadanos tienen clarísimo que no tienen nada que ver. Pero es que hay formas de ser, y no voy a perder el tiempo permaneciendo continuamente en la réplica de posiciones de partido que, como en este caso, inició Soria diciendo que cuando es gobierno es gobierno y defiende todo lo que es gobierno, y cuando es oposición es oposición y todo está mal.
-¿No teme que, al igual que le ha ocurrido al PP, CC se despierte algún día con un caso de corrupción en un ayuntamiento? En La Frontera ya se investiga al ex alcalde, un miembro de su partido.
-Puede pasar, pero yo nunca, ni en los peores momentos del PSOE, y estaba en el Congreso, hice una crítica hacia ese partido. Cuando ha tenido problemas el PP he pensado lo mismo, y si alguna persona en CC hubiera metido la pata tendría que pagarlo a título personal, porque creo que es un problema de las personas y los partidos no tienen por qué asumirlo. En ocasiones hay personas determinadas que por las causas que sean, por problemas a veces personales, han podido cometer un error. Otra cosa es un delito flagrante, y quien lo hace lo tiene que pagar, sin lugar a dudas. Si hay una manzana podrida, hay que retirarla.

jueves, 30 de marzo de 2006

SORIA PANZA ARRIBA Crónica parlamentaria (30 de marzo de 2006)

Soria panza arriba


"Hoy es un buen día para enfrentarme al mundo", debió pensar el líder del PP, José Manuel Soria, quien en plena crisis de su partido por los casos de corrupción decidió arremeter contra todo y contra todos. Alemán le dijo con claridad al presidente "ni contigo, ni sin ti", y Martín les respondió a ambos con inusitada tecnocracia.

S. DÍAZ BRAVO, S/C de Tfe.
Pocas cosas hay tan peligrosas como arrinconar a un felino, y aunque la fisonomía del líder del PP canario, José Manuel Soria, dista considerablemente de la de un gato de angora, ayer, en plena crisis de su partido por los casos de presunta corrupción, mostró la extensa longitud de sus garras para arremeter contra todo aquel que se interpusiese en su camino. El presidente Adán Martín y el secretario general del PSC-PSOE, Juan Carlos Alemán, fueron víctimas de sus arañazos, pero también el sucesor de su bienamado Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien considera el azote de las islas, e incluso la vicepresidenta María Teresa Fernández "de la Vogue".
Y es que el también presidente del Cabildo de Gran Canaria decidió que era un magnífico día para enfrentarse al mundo, una actitud que sobresalió más si cabe en un debate donde las únicas notas críticas a la labor gubernamental surgían a ratos, y de forma tímida, de las cuerdas vocales del líder socialista, además de la voluntariosa intervención de los dos portavoces del escindido PIL, especialmente la de Isaac Castellano, un joven con una poco desdeñable carga de agresividad dialéctica.
Soria, nada más comenzar su intervención, que fue precedida por el sugerente "ni contigo, ni sin ti" que Alemán dedicó al presidente, aseguró que los líderes nacionalista y socialista, a pesar de que ambos lo niegan, viven una "aventura", y le faltó tiempo para hacer las veces de amante despechado y advertir al presidente de que está siendo objeto de un engaño, e incluso dejó entrever que detrás de ese engaño se esconde una vendetta por lo sucedido en 1993, cuando Jerónimo Saavedra dio con sus huesos fuera de la Presidencia para dejar paso a Manuel Hermoso.
Acaso aplicando la máxima de que la mejor defensa es un buen ataque, y respondiendo a una alusión anterior de Alemán en la que hábilmente, y con el fin de enumerar los diferentes casos de corrupción relacionados con el PP, había asegurado precisamente que no iba a referirse a ellos, Soria se situó al frente de la cruzada contra las malas artes en la vida pública y exigió que las comparecencias ante la comisión de la trama eólica se lleven a cabo cuanto antes, e incluso que se televisen. Y como quien no quiere la cosa deslizó el caso Tindaya, lamentando que la investigación de irregularidades no se hubiese puesto de moda antes.
Con abuela o sin ella, Soria se gustó tanto que decidió autocalificarse como epicentro del debate, lo que lo llevó a repetir hasta la saciedad, dentro y fuera del hemiciclo, que tanto las intervenciones del jefe del Gobierno como las del representante socialista habían girado en torno a sus palabras, tal había sido la pobreza de las aportaciones de sus contrincantes.
A punto estuvo tal actitud de sacar de sus casillas al portavoz de CC, José Miguel González, que entre loa y loa al Gobierno encontró tiempo para descalificar el "show" que, en su opinión, se había empeñado en protagonizar un líder de la oposición tan dado a las citas literarias como en anteriores debates plenarios.
Capítulo aparte merecieron los dimes y diretes acerca de los datos de desempleo, de los que tan sólo cabe concluir que la estadística es una ciencia harto inexacta. Lo que para el presidente era blanco, para Soria, que dejó claro que el economista es él, y que jamás se atrevería a dar lecciones de ingeniería a un ingeniero, tal es el caso de Martín, se torna en negro. En no pocas ocasiones se refirió al jefe de Ejecutivo como "campeón del desempleo", y para ello, en una táctica maquiavélica, se remontó a 1999, cuando Martín se hizo cargo de la Consejería de Economía. Si las cifras que dio son ciertas, Adán Martín no fue un mal consejero: es un gafe.
El escaso público que ocupaba la tribuna de invitados, Lorenzo Olarte inclusive, y que sólo aplaudió, al igual que los diputados en pleno, cuando se conoció que el portavoz socialista, Francisco Hernández Espínola, acababa de ser operado con éxito, se aburrió con el discurso tecnocrático de Martín, incapaz de levantar pasiones, y el correcto, por momentos brillante aunque condescendiente, de Alemán. Si no fuera por Soria, el respetable habría exigido que se le devolviese la entrada.

miércoles, 29 de marzo de 2006

EL QUE AVISA... Crónica parlamentaria (29 de marzo de 2006)

El que avisa...


El monocorde discurso del presidente no gustó a socialistas ni a populares. Y tampoco a Román Rodríguez, que parece tener un palco reservado en este debate. Al igual que el año pasado, Martín "olvidó" referirse a sus socios.


S. DÍAZ BRAVO, S/C de Tfe.
"Si soy pesado, me avisan", exhortó el presidente del Gobierno, Adán Martín, a una joven periodista justo en el momento en el que se adentraba en el salón de plenos para pronunciar su tercer discurso sobre el estado de la nacionalidad canaria. Fueron sus últimas cinco palabras antes de leer durante una hora y veinte minutos los 30 folios a doble espacio con los que ni unos, los del PSOE, ni otros, los del PP, se quedaron contentos.
La retahíla de logros, cifras y anuncios fue seguida justo enfrente del presidente, en el mismo lugar y casi con la misma postura que en la primavera pasada, por su predecesor y ex jefe, el ahora parlamentario nacional Román Rodríguez, cuya presencia se está convirtiendo en un clásico, igual que su costumbre de desacreditar a diestra y siniestra, periodista va, periodista viene, a las huestes de su antiguo subordinado, si bien en esta ocasión, generoso como nunca, también recibió su merecido la "desdibujada" oposición.
El líder de Nueva Canaria fue uno de los escasos asistentes a la tribuna de invitados, acaso porque el tono monocorde que suele acompañar a los discursos de Adán Martín (el de ayer no fue una excepción) no es del agrado del respetable; seguramente porque lo que de verdad gusta es el enfrentamiento cuerpo a cuerpo que con toda seguridad se producirá hoy y para el que tanto el líder de los socialistas canarios, Juan Carlos Alemán, como el del PP, José Manuel Soria, parecía que se estuviesen reservando, tal fue la levedad de sus intervenciones a la hora de calificar la oda al perfecto gobierno y las mejores intenciones que acababa de recitar el inquilino del palacete de Vistabella.
Y es que aunque los primeros párrafos del discurso auguraban una emocionante cruzada en pos de la resolución de los grandes asuntos de Canarias, tales fueron sus iniciales referencias a la inmigración y a los casos de corrupción, comparando a estos últimos con los culebrones televisivos, dos folios más adelante se había adentrado en un maremágnum de cifras y promesas cumplidas en el que disfrutaron de su pequeño momento de gloria desde el lagarto gigante de El Hierro hasta el pinzón azul de Gran Canaria. Sólo su propuesta contra la corrupción hizo que el público se sobresaltase en su letargo.
Mientras el jefe hablaba y hablaba, desde las ventanillas del pasillo escuchaba y observaba con suma atención el trío de jóvenes aventajados que conforman su grupo de análisis, responsables de todos y cada uno de los números ordinales y cardinales que rebotaban entre las paredes del hemiciclo. Y aunque fueron miles las palabras utilizadas, ni una sola de ellas se dedicó a los aliados socialistas, que a posteriori se quejaron amargamente de ello porque, tal y como recordó Alemán, si Martín está donde está es porque a ellos les da la gana.
En lo que tal vez no cayese en la cuenta el líder del PSC-PSOE es en el carácter circular de la historia, que lleva al género humano a repetir conductas y acciones: un año atrás Adán Martín había protagonizado idéntico olvido, en ese caso con el PP y a pesar de que, en lugar de meros socios, eran nada menos que compañeros de viaje en las ajetreadas labores de gobierno.
A consecuencia de ese olvido, o simplemente porque así lo requieren los cánones parlamentarios, el "muchas gracias" que marcó el final del discurso de Adán Martín fue respondido por el aplauso más paupérrimo de la presente legislatura. Los diputados de Coalición Canaria, en minoría, se quedaron solos batiendo palmas. Mientras, populares y socialistas se limitaron a recoger sus cosas y, en el caso de los varones, a acicalar sus cuellos. Todos menos el alcalde de Santa Cruz, Miguel Zerolo, que sigue sin hablarse con su vendedor de corbatas.
Pero no eran los jóvenes analistas del presidente los únicos pobladores de unos pasillos que año tras años experimentan la eclosión de una especie ajena a cualquier riesgo de extinción: los asesores, de todos los tipos y colores y sin quienes los primeros espadas da la impresión de que no se atrevan a dar un paso. Entre ellos algunos ilustres, caso del omnipresente Larry Álvarez, quien haciendo las veces de padre ejemplar acompañó de la mano a José Manuel Soria hasta el hemiciclo y allí volvió a recogerlo, ahora en compañía de la ex consejera de Empleo y Asuntos Sociales Águeda Montelongo, que junto con Román Rodríguez cubría la cuota de damnificados por las vicisitudes políticas del presidente Martín.
Y si Alemán se había lamentado de la falta de cariño mostrada por el presidente para con sus nuevos amigos, cuando los micrófonos se dirigieron al líder del PP, éste, en un alarde de conocimiento de la reciente historia política canaria, culpó a Adán Martín de lo mal que lo había hecho en su etapa como concejal en Santa Cruz y en su posterior periplo como máximo responsable del Cabildo tinerfeño. Los cortes de luz provocados por la tormenta "Delta", dijo, dan fe de esa torpe gestión.
Luego, a casa en unos casos, al hotel en otros, para reponer fuerzas con vistas a una sesión, la de hoy, sobre la que nadie duda que será muy diferente. Y la joven periodista, mientras, sin avisar al presidente.


EL DATO
Y el próximo, ¿dónde?
El debate plenario sobre el estado de la nacionalidad que dio comienzo ayer y continúa hoy para finalizar mañana corre el riesgo de celebrarse el próximo año (está previsto para principios de 2007 debido a que las elecciones son en mayo) en unas condiciones muy diferentes. La inconstitucionalidad de la ley por la que se expropiaron los inmuebles anejos a la sede parlamentaria y los hasta ahora nulos intentos de la Consejería de Economía del Ejecutivo autonómico por evitar la devolución de las zonas expropiadas convierten en incierto el futuro de gran parte de las instalaciones. A estas alturas la negociación con los afectados, propietarios y arrendatario, y el acuerdo de una indemnización en cualquier caso multimillonaria aparecen como la única solución a un conflicto que puede acabar con el abandono, previa orden judicial, de buena parte del inmueble, lo que dificultaría notablemente la actividad parlamentaria. El riesgo del desahucio traumático sobrevuela sobre una institución para la que algunos destacados políticos, como es el caso del líder del PP, José Manuel Soria, ya recomiendan que se busquen los servicios de una inmobiliaria con el fin de que se reubique en alguna otra zona de la capital tinerfeña. El desenlace, en sólo unas semanas.

lunes, 27 de marzo de 2006

PARÍS SIGUE VALIENDO UNA MISA

ENRIQUE IV, hugonote de toda la vida y azote despiadado de la monarquía católica, no dudó ni un segundo en hacer suya la doctrina de Roma cuando fue consciente de que con ello lograría asentar sus posaderas en el mismísimo trono. "París bien vale una misa", cuentan que exclamó como única y contundente justificación. El paso de los siglos le ha dado la razón a él y a quienes piensan que hay lugares en el mundo destinados a ser importantes por sí mismos y por su influencia en el resto.
La capital de las revoluciones sociales, políticas y artísticas lleva varias centurias expandiéndose en una suerte de exportación de todo aquello que surge de sus hiperactivos bulevares y cafés.
La toma de la Bastilla y los hechos acaecidos en mayo de 1968, acaso los más conocidos en el ámbito de la política, forman parte del proceso de asentamiento de "la cité" como origen de todo cambio. 
En estos días asistimos al último episodio de ese latente protagonismo, las protestas estudiantiles contra el contrato de primer empleo que defiende el gobierno de Dominique Villepin, curiosamente muy parecido al que rige desde hace tiempo en España y otros países europeos. Sin embargo, mientras aquí y allá se protesta antes de callar y asentir, en la ciudad de las luces la presión civil ha puesto contra las cuerdas a todo un primer ministro.
Dejando en un aparte la idoneidad de ese contrato, diseñado a la medida de los jóvenes de las áreas marginales que provocaron hace meses la mayor ola de violencia gratuita en la historia de Europa, los universitarios parisinos, con su dinamismo e implicación en la realidad, han vuelto a hacer sonrojar a la pacata juventud europea, pasiva hasta la impertinencia en lo que le afecta y en lo que no.
El perfecto ejemplo lo hallamos en un país llamado España, donde un delirio de estupidez colectiva ha llevado a buena parte de las nuevas generaciones a enfrascarse en una competición para comprobar qué ciudad es capaz de concentrar a un mayor número de borrachos. París, a la vista está, esperamos que por muchos años, sigue valiendo una misa.


Santiago Díaz Bravo
El Día

jueves, 23 de marzo de 2006

ETA LLORA A SUS VIVOS

ETA PARECE QUE siempre haya estado ahí, enturbiando las cosas buenas, sirviendo de estandarte al nacionalismo cuaternario al que representa, una ideología que como tantas otras bebe en las fuentes del ombliguismo. A esa repugnancia intelectual que le adorna, no por distinta, sino por pueril, se suma el más vil desprecio por la vida, lo que llevó a una organización en sus orígenes antifascista a convertirse con el paso de los años, ya en plena vorágine democrática, en un ejército de asesinos a sueldo, basura a fin de cuentas, formado por quienes mataban y por quienes reían sus tristes gracias. Y es que ETA y su entorno hace mucho tiempo que dejaron en el camino cualquier atisbo ideológico para convertirse en un mero grupúsculo de intereses oculto tras un disfraz de salvapatrias.
La presión policial primero, que agobió hasta extremos insoportables a la organización criminal, sobre todo en las épocas en las que se dispuso de la colaboración sin cortapisas de Francia, y más tarde la ley de partidos, que ilegalizó a Herri Batasuna y con ello eliminó de cuajo su estatus social y su principal fuente de ingresos: la gestión municipal, han hecho posible que hoy veamos más cerca que nunca el final de este colectivo mafioso. No nos engañemos: ETA no se va porque quiera, sino porque no le queda otro remedio después de perder batalla tras batalla contra las fuerzas policiales y recibir la puntilla de la ley, que sacó de la circulación a sus secuaces.
El ambiguo comunicado hecho público ayer no es sino el patético reconocimiento de la claudicación ante el sentido común, la fuerza de la democracia y la vida misma. La declaración de tregua permanente es la búsqueda de una salida digna a la derrota después de que el Gobierno de Rodríguez Zapatero abriera una válvula de escape de consecuencias, no obstante, aún imprevisibles. A él, y a José María Aznar, y a Felipe González, y a Leopoldo Calvo Sotelo, y a Adolfo Suárez, y a tantos y tantos cargos políticos, judiciales y policiales que han blandido la bandera de la libertad hay que agradecerles hoy sus esfuerzos para que los asesinos se retirasen al siniestro rincón que les reserva la historia de España y de Euskadi. Y hoy más que nunca se hace necesario mirar hacia arriba y decirles a las 851 víctimas mortales que su sacrificio no ha sido en vano, que finalmente, a favor de todo pronóstico, han ganado la guerra.

Santiago Díaz Bravo
El Día

lunes, 20 de marzo de 2006

LOS TONTOS QUE NO FUIMOS PRESIDENTES

A ESTAS ALTURAS creíamos que sus señorías habían aprendido, que los azotes propinados por los tribunales a nalga viva debido a la inconstitucional e injusta expropiación de los inmuebles aledaños al Parlamento les habían hecho recapacitar igual que a los niños malos. Pero el remedio ha sido peor, porque la última travesura de los diputados, representantes, dicen, del pueblo, abre aún más la ya de por sí ancha y profunda brecha entre la sociedad y la clase política, entre quienes son y quienes se creen más de lo que son. La proposición de ley aprobada la semana pasada, con la connivencia de todos los grupos parlamentarios, para convertir en canarios privilegiados a los por ahora cinco ciudadanos que han asumido la presidencia del Gobierno regional sólo cabe entenderla en un contexto de tercermundismo político y provincianismo ideológico. Querer convencer al prójimo, en este caso al votante/contribuyente, de que un ex presidente sólo puede ejercer tan alto e inexistente cargo a bordo de un coche oficial es lo más parecido a pedirnos que seamos tontos y felices. Y qué decir de la “necesidad” de que dispongan de una oficina y de un colaborador a costa del erario público, y de que la hacienda autonómica les abone un plus para que alcancen una pensión máxima de la que, si carecen, es porque no han cotizado lo suficiente. Y si existe en otras comunidades, consuelo de tontos, porque calificar de “madura y democrática” a una sociedad que da este paso, como ha hecho el portavoz socialista, quien ha citado como ejemplo a seguir el de los ex presidentes estadounidenses, supone, además de un insulto a la inteligencia de casi dos millones de isleños, la confirmación de que allá arriba, cada vez más arriba, están ellos, y abajo, cada vez más abajo, sufriéndoles cada vez más y creyéndoles cada vez menos, el resto de los mortales, seres que pagamos coches a plazos, que el único chófer particular del que disfrutamos se llama taxista y que gracias a años de pagos a la Seguridad Social lograremos hacer frente a las últimas décadas de nuestra vida. Pero claro, somos tontos. Nosotros no fuimos presidentes.

Santiago Díaz Bravo
El Día

miércoles, 8 de febrero de 2006

JUAN PABLO II "EL MEDIANO"


LA PROPENSIÓN HUMANA ante la muerte es la alabanza, hija en no pocos casos de la celeridad y la consiguiente irreflexión. Quizás Juan Pablo II haya sido un Papa excelente en diferentes ámbitos, pero su trayectoria está lejos de superar un examen para nota. Claro que se postuló en contra de los regímenes de la Europa comunista, aunque su papel en la caída del muro de Berlín se magnifica en los últimos días hasta límites extremos, acaso olvidando que sin Papa de por medio la historia del viejo continente en las tres últimas décadas sería calcada a la que hoy conocemos. Admirable su esfuerzo viajero por llegar a los más alejados rincones del planeta y emitir un mensaje impermeable con las voces disonantes, implacable en la condena de prioridades sanitarias tales como el uso del preservativo a pesar de que el sida se hace dueño y señor de todo aquel que se cruza en su camino. Digno de quien dirige una institución arraigada en la Edad Media el trato a la mujer, discriminada como siempre en el ámbito doctrinal y con menos esperanzas que nunca de asumir el papel debido en un organigrama jerárquico que, guste o disguste a la curia, coexiste con el siglo XXI. Con Juan Pablo II, la iglesia oficialista ha perdido más adeptos de los que ha ganado. La radicalización de sus planteamientos ha alejado a un amplio sector de la población, no por casualidad de los países más desarrollados, más leídos, pero también de latitudes donde las incoherencias vaticanas han reforzado el avance de corrientes injustamente demonizadas, tal es el caso de la teoría de la liberación e incluso del protestantismo que concienzudamente se preocupan de exportar los países al norte del ecuador. De forma paralela, el Papa polaco ha dado pábulo a grupos ultramontanos como el Opus Dei, garantes del inmovilismo y poco dados a aceptar los valores del humanismo en la más amplia acepción de la palabra. Quien le sustituya tendrá que enfrentarse a la ardua misión de convencer a millones de personas de que la Iglesia es de todos, de que amar al prójimo es justamente lo contrario a imponer porque sí y de que la salvación eterna poco tiene que ver con el cilicio.


Santiago Díaz Bravo