martes, 18 de mayo de 2004

CRÓNICA ENTREVISTA ENTRE MOHAMED VI Y ADÁN MARTÍN (18 de mayo de 2004)

El espíritu de Casablanca


El rey de Marruecos, Mohamed VI, recibió ayer al presidente del Gobierno canario, Adán Martín, en un encuentro histórico para el Archipiélago y que marca el inicio de una nueva etapa de relaciones entre ambos territorios.
S. DÍAZ BRAVO, Rabat
Casablanca. Tres de la tarde pasadas. El presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín, encabeza un grupo de cuatro personas del que forman parte el consejero de Economía y Hacienda, José Carlos Mauricio; el director general de Relaciones con África de la administración autonómica, Luis Padilla; y el embajador de España en Rabat, Fernando Arias Salgado. La comitiva se adentra en las habitaciones del Palacio Real, residencia oficial de Mohamed VI, rey de Marruecos, donde el monarca les espera en compañía de su ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed Benaïssa, y de Fabel Benaid, consejero personal y uno de los hombres más influyentes del país. Se avecina un momento histórico.
El trato recibido por Martín y su séquito es similar al que Mohamed VI ha otorgado antes a personalidades de la talla del secretario de Estado de Defensa de Estados Unidos, Colin Powell, o el ex presidente español, José María Aznar: les ha hecho esperar varias horas. Han aprovechado para almorzar en compañía del propio Benaïssa, con quien el presidente canario compartió en coche los 90 kilómetros que separan Casablanca de Rabat. Luego, el propio ministro les hizo de guía en La Gran Mezquita.
El tercer regalo de Martín
Tras los saludos y las preceptivas presentaciones, Martín hizo entrega al monarca de tres regalos. El tercero de ellos, según los presentes, le impactó. En primer lugar le mostró una bandeja de plata de diseño moderno, realizada por una artesana grancanaria, donde rezaba una inscripción que fijaba para la posteridad el momento. Seguidamente, el denominado "Príncipe de los creyentes" recibió de manos de Martín un jarrón de barro alusivo a la cultura bereber. El destinatario del tercer presente no fue el monarca, sino Su Alteza Real Moulay Elhassan, de un año de edad recién cumplido y heredero del trono: un álbum de fotos.
El encuentro se extendió por más de media hora y, según el presidente canario, quien comentó sus impresiones nada más regresar a Rabat, dentro de un ambiente de cordialidad y hospitalidad. Mohamed VI expresó su deseo de conocer las Islas, aunque ello no implica necesariamente una visita a las mismas.
También se refirió, siempre según Martín, al problema de la in-migración ilegal, sobre el que ex-presó su compromiso de seguir ahondando en la lucha contra dicho fenómeno.
La recepción del monarca al presidente canario, jamás confirmada porque el rey no confirma nada y su agenda no depende de nada ni de nadie, se había convertido en un secreto guardado celosamente por el Gobierno que, en el peor de los casos, podía no llegar a materializarse.
El sí definitivo, aunque siempre dependiendo del humor del Mohamed VI, llegó casi coincidiendo con el inicio del viaje el pasado domingo.
El encuentro celebrado ayer ad-quiere una dimensión histórica pa-ra las Islas y evidencia la predisposición de Marruecos a entablar relaciones estables con Canarias en materias concretas. Adán Martín no es el primer presidente autonómico que logra entrevistarse con el rey; antes lo han hecho el andaluz Manuel Chaves, el valenciano Eduardo Zaplana (en su etapa de presidente de la Generalitat) o el delfín del catalán Jordi Pujol, Artur Mas. No obstante, la reunión ad-quiere un significado simbólico pa-ra una región vecina a Marruecos, más cercana al reino alauí que al resto del territorio nacional y sobre la que hasta hace no demasiado tiempo Rabat evidenciaba una cierta voracidad colonizadora basada en criterios geográficos.
Un giro en las relaciones
La apuesta marroquí por acercarse al Archipiélago, o más correctamente, por dejarse acercar, encuentra su origen en el giro de las relaciones entre Madrid y Rabat tras la pintoresca crisis provocada por la invasión del islote Perejil. El Ejecutivo canario no es ajeno a que esta novedosa estrategia del equipo que encabeza Driss Jettou, el primer ministro, es una anexo de la política estado-estado, pero entien-de que las Islas pueden beneficiarse de dicha coyuntura.
A todo ello se suma una nada desdeñable circunstancia: al contrario que en España, en Marruecos el rey ostenta un considerable poder ejecutivo que le convierte de facto en presidente.
Precisamente por ello, su implicación en la visita oficial que realiza Adán Martín, decidida sin duda por él mismo, concede un mayor valor a lo que un ministro marroquí definía ayer como "el espíritu de Casablanca".

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