martes, 10 de marzo de 2009

LA LAGUNERA VÍA RUSA


Una leyenda urbana de esas que tanto nos apasionan echa la culpa a un desconocido funcionario de la ubicación del aeropuerto de Los Rodeos en mitad de una fábrica de niebla. Los mentideros populares aseguran que dicho funcionario, en un alarde de rigidez administrativa, interpretó que una cruz marcada a mano en un mapa era el lugar donde los sabiondos ingenieros, tras concienzudos estudios topográficos, habían decidido que debía situarse la pista. Grave error, amigo funcionario, porque se trataba justamente de lo contrario: el lugar donde las condiciones meteorológicas, siempre según la mencionada leyenda, obligaban a evitar la construcción de aeropuerto alguno, so pena de que se produjeran catástrofes aéreas como las que han acaecido en las últimas décadas.A aquel servidor público, no podía ser de otra forma, lo cesaron de sus funciones con cajas destempladas, pero el buen hombre, bien porque hizo de la necesidad virtud, bien porque hasta en el averno es conveniente contar con amigos, logró acomodo en otro importante departamento de la administración. Una vez aposentado en su nueva poltrona, cosas del destino, y he aquí el nacimiento de una nueva leyenda, tomó por el trazado definitivo de la lagunera vía de ronda el plano de una montaña rusa cuyos propietarios habían solicitado el preceptivo permiso para instalarse en las fiestas del Cristo. Los feriantes acabaron por desistir de su empeño: cómo era posible que les obligaran a pintar rayas discontinuas en mitad de los rieles. La Laguna, sin embargo, pasó a contar al poco tiempo con una suerte de circuito permanente al que cabe calificar no sólo de ruso, sino de doblemente ruso, es decir, a mitad de camino entre una montaña rusa y la siempre terrible ruleta rusa.

Santiago Díaz Bravo
La Opinión

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