jueves, 14 de octubre de 2010

EL PERIODISMO REGRESA A LOS LIBROS (I)

El periodismo atraviesa una etapa de cambios profundos, vinculados los más de los casos a la eclosión de internet y al abandono de los diarios convencionales por parte de un significativo número de lectores. Pero en contra de lo que pueda parecer, hay algo más que pantallas y teclados en la viña del señor, porque de forma paralela al crecimiento exponencial de la información periodística en la red, asistimos a un inesperado fenómeno con el que pocos contaban: el regreso del periodismo a los libros.
A decir verdad, los libros periodísticos, que en el caso de España vivieron su época dorada durante los años de la transición, cuando respondieron a las ansias de información de un país que acaba de atravesar el oscuro túnel de la dictadura, jamás han desaparecido del todo, pero durante las dos últimas décadas han perdido protagonismo en los estantes de las librerías hasta quedar relegados a una suerte de subgénero menor. Ahora, sin embargo, acaso para acabar de dar la razón a quienes aseguran que el tiempo es circular y las modas y costumbres de antaño están condenadas a resucitar, las tornas cambian y el periodismo ‘de profundidad’ renace a través de las editoriales. El catálogo de títulos no para de crecer y un ejército de lectores parece decidido a continuar azuzando a los editores para que no cejen en su empeño.
Como en todos los ámbitos de la realidad, los porqués cabe hallarlos en múltiples causas, pero si realizamos un ejercicio de simplificación podemos reducirlos a la pérdida de confianza de la opinión pública en la prensa generalista, al mayor interés de esa misma opinión pública por la profundización en determinados asuntos de la actualidad, un interés que nace de la decepción ante los paupérrimos contenidos que ofrecen los medios de comunicación convencionales, y a la pérdida de ingresos económicos por parte de los considerados ‘diarios serios’.
Que los españoles cada vez miran con mayor recelo hacia la prensa no es ningún secreto: los estudios de opinión del propio Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) así lo atestiguan. Explicar los motivos requeriría de un extenso artículo dedicado en exclusiva a tal fenómeno, y no es éste el foro adecuado, pero baste comentar que la gestión de los medios de comunicación se fundamenta en un doble núcleo: el periodístico, donde prima la labor informativa, y el empresarial, donde prima la cuenta de resultados. Históricamente, el peso del núcleo periodístico ha sido mayor, pero en el último lustro, caracterizado por un considerable descenso de la inversión publicitaria y el peligro de quiebra económica de un sinfín de medios, el núcleo empresarial ha tomado el mando y su influencia se deja sentir, incluso, en los contenidos informativos. Resultado: en no pocos casos el criterio periodístico queda subyugado a la égida del interés empresarial, lo que impide la jerarquización de las noticias y provoca un maremagnum donde lo importante comparte escenario con lo accesorio. De forma paralela, la inversión en la generación de contenidos disminuye a marchas forzadas. Consecuencia: los lectores, cada vez más exigentes, en buena medida por las posibilidades de acceso a la información que ofrece internet, se sienten decepcionados y buscan otros soportes que respondan a sus inquietudes. O lo que es lo mismo: la audiencia se ha vuelto más minuciosa a la vez que los medios ofrecen una oferta de peor calidad. En tal tesitura, vendedor y consumidor están condenados a desentenderse, y a estos últimos no les queda otra opción que mirar hacia otro lado. Las librerías se tornan en una magnífica opción.
Santiago Díaz Bravo

No hay comentarios:

Publicar un comentario