sábado, 17 de diciembre de 2011

SI LA PRENSA MUERE


MESES atrás, un destacado concejal de un importante ayuntamiento del norte de Tenerife protagonizó un virulento ataque dialéctico contra una institución financiera. Llegó a recomendar a sus convecinos que sacaran su dinero de la misma y lo ingresaran en cualquier otra, tal era el maltrato que, en su opinión, brindaba al municipio. Las declaraciones las realizó en mitad de una rueda de prensa, en un principio convocada para otro asunto, y al finalizar su intervención, como es menester, se ofreció a responder a cualquier pregunta. Los asistentes, tres camarógrafos y un periodista en prácticas, miraban con un ojo las musarañas y con el otro el reloj. El edil, sorprendido ante aquel silencio, acaso dudando de la contundencia de sus anteriores palabras, reiteró la embestida con más saña si cabía, pero, definitivamente, las musarañas y los relojes acabaron por ganarle la partida.
Aquellas escandalosas declaraciones, candidatas a ocupar un espacio preponderante en las primeras páginas de los diarios y en los minutados de los noticiarios de radio y televisión, permanecen aún hoy en el olvido. Unos y otros, incluyendo el medio de comunicación que envió al becario, se limitaron a reproducir el aséptico comunicado de prensa remitido por el ayuntamiento, que se ceñía al asunto de la convocatoria, y las iracundas palabras del político pasaron a dormir el sueño de los justos.
Tal hecho se quedaría en una mera anécdota si no reflejase una alarmante realidad: el despoblamiento de medios informativos que sufre el archipiélago y su nefasta influencia sobre el sistema democrático. Dicho sistema se asienta en el control de los órganos de gobierno a través de una doble vía: los políticos de la oposición y la opinión pública, y esa doble vía se queda en nada sin un cauce donde plasmar tanto los puntos de vista de quienes fiscalizan a los gobernantes como la labor de seguimiento que corresponde a los periodistas.
El paulatino debilitamiento de las empresas de comunicación, un fenómeno coyuntural, porque nadie se libra de los efectos de la crisis económica, a la vez que estructural, porque internet ha devaluado en un tiempo récord el protagonismo de los medios convencionales, ha dejado huérfanos de cobertura informativa real, aquella que desempeñan los profesionales in situ, a prácticamente dos tercios de los municipios de las islas. La cifra, alarmante, se torna en escandalosa si tenemos en cuenta que tal situación la padecen cerca de un millón de personas.
Si «la prensa es la artillería de la libertad», como mantiene el Premio Príncipe de Asturias Hans Dietrich Genscher, Canarias se está quedando sin municiones.
Santiago Díaz Bravo
ABC

No hay comentarios:

Publicar un comentario