lunes, 20 de marzo de 2006

LOS TONTOS QUE NO FUIMOS PRESIDENTES

A ESTAS ALTURAS creíamos que sus señorías habían aprendido, que los azotes propinados por los tribunales a nalga viva debido a la inconstitucional e injusta expropiación de los inmuebles aledaños al Parlamento les habían hecho recapacitar igual que a los niños malos. Pero el remedio ha sido peor, porque la última travesura de los diputados, representantes, dicen, del pueblo, abre aún más la ya de por sí ancha y profunda brecha entre la sociedad y la clase política, entre quienes son y quienes se creen más de lo que son. La proposición de ley aprobada la semana pasada, con la connivencia de todos los grupos parlamentarios, para convertir en canarios privilegiados a los por ahora cinco ciudadanos que han asumido la presidencia del Gobierno regional sólo cabe entenderla en un contexto de tercermundismo político y provincianismo ideológico. Querer convencer al prójimo, en este caso al votante/contribuyente, de que un ex presidente sólo puede ejercer tan alto e inexistente cargo a bordo de un coche oficial es lo más parecido a pedirnos que seamos tontos y felices. Y qué decir de la “necesidad” de que dispongan de una oficina y de un colaborador a costa del erario público, y de que la hacienda autonómica les abone un plus para que alcancen una pensión máxima de la que, si carecen, es porque no han cotizado lo suficiente. Y si existe en otras comunidades, consuelo de tontos, porque calificar de “madura y democrática” a una sociedad que da este paso, como ha hecho el portavoz socialista, quien ha citado como ejemplo a seguir el de los ex presidentes estadounidenses, supone, además de un insulto a la inteligencia de casi dos millones de isleños, la confirmación de que allá arriba, cada vez más arriba, están ellos, y abajo, cada vez más abajo, sufriéndoles cada vez más y creyéndoles cada vez menos, el resto de los mortales, seres que pagamos coches a plazos, que el único chófer particular del que disfrutamos se llama taxista y que gracias a años de pagos a la Seguridad Social lograremos hacer frente a las últimas décadas de nuestra vida. Pero claro, somos tontos. Nosotros no fuimos presidentes.

Santiago Díaz Bravo
El Día

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