viernes, 3 de abril de 2009

EL NECESARIO CAPITALISMO


Que veinte poderosos señores y sus cortesanos se reúnan en Londres para buscar soluciones a la macrocrisis económica que atraviesa el planeta no tendría nada de malo si no fuese porque de tales señores, y también de sus cortesanos, cabría esperar a estas alturas mucho más que la mera aplicación de unos cuantos parches, para más inri de dudosa fortaleza, en una estructura que amenaza con desmoronarse. Casi desaparecida de la faz terrestre la ideología comunista, tan maravillosamente justa sobre el papel como absolutamente inaplicable, el siempre denostado capitalismo, una práctica que encuentra su origen en la producción de bienes y el intercambio de dichos bienes entre empresas y particulares, se ha quedado tan solo, se ha sentido tan autosuficiente y sobrado de fuerzas tras el deceso de su incómodo oponente, que ha cometido el error de vanagloriarse ante el espejo en lugar de abundar en la solución a sus más que evidentes taras.Una atenta mirada al conflictivo siglo XX y un análisis concienzudo de la primera década del XXI convierten en obvio el planteamiento de quienes consideran que la economía de libre mercado es la única fórmula conocida de generar riqueza y de propiciar el desarrollo de las sociedades, pero igual de obvia resulta la necesidad de limar unas deficiencias estructurales que ahondan sobremanera las injusticias entre las distintas regiones del planeta y dentro de las propias sociedades nacionales. Los albaceas del triunfante capitalismo están obligados a defenderlo como baluarte de la libertad del hombre y el bienestar de los pueblos, pero sin perder jamás de vista un sencillo precepto que tan bien definió el dramaturgo alemán Johann Wolfgang Goethe: "Nada hay más terrible que una ignorancia activa".

Santiago Díaz Bravo
La Opinión

No hay comentarios:

Publicar un comentario