viernes, 9 de julio de 2010

EL SUICIDIO DEL PERIODISMO







LA PRENSA está en crisis. Buena parte de la culpa la tiene el despunte de las nuevas tecnologías, principalmente internet, que han cambiado los hábitos de los usuarios hasta el extremo de convertir en anacrónicas fórmulas periodísticas antaño asentadas. Su principal víctima son los diarios generalistas matutinos. De forma paralela, la desaceleración económica ha provocado una caída histórica de los gastos en publicidad, la primera fuente de ingresos de medios escritos, audiovisuales y digitales, a quienes no les ha quedado otra opción que realizar dolorosos recortes en sus plantillas. En una actividad empresarial que se fundamenta en el trabajo intelectual, prescindir de una parte importante del personal conlleva una inmediata pérdida de calidad. Tan complicado panorama ha provocado que la siempre sana competencia por ganarse el favor de lectores, oyentes, televidentes y cibernautas haya alcanzado límites hasta hace unos años insospechados. Mil lectores arriba, mil abajo; cinco décimas más, cinco menos en las cuotas de audiencia, marcan la frontera entre la salvación y la quiebra.
A los medios de comunicación no les ha quedado otra opción que hacer de la necesidad virtud, aunque para ello hayan tenido que modificar sustancialmente su orden de prioridades. Ahora el objetivo no es informar, sino sobrevivir, y el hambre es muy fea. La tradicional preponderancia de los periodistas en la dirección de estas empresas ha dado paso al imperio de los economistas, que lejos de limitarse a hacer sumas y restas en los oscuros despachos del fondo del pasillo, ocupan ahora las dependencias nobles. Los patrones se aferran a sus estrategias como quien se agarra a un flotador en mitad del océano, y sus puntos de vista condicionan en multitud de ocasiones la labor informativa.
Una de las ancestrales y sagradas misiones de los informadores, interpretar la realidad con el objeto de diferenciar lo importante de lo accesorio y establecer una jerarquía de hechos noticiosos, ha pasado a un segundo plano. Ahora todos los esfuerzos se centran en llamar la atención a costa de lo que sea, en buscar la rentabilidad comercial hasta el límite de lo posible, y si se alcanza lo imposible, mejor que mejor. El criterio profesional se ha tornado en prescindible.
Tamaño cúmulo de dificultades y despropósitos permite comprender el creciente protagonismo de contenidos inexplicables, inauditos, inadecuados, inapropiados y literalmente soeces. Pero no nos ciñamos a la obviedad de los denominados 'programas rosa', una despiadada degeneración de la tradicional crónica social, porque hoy mismo hemos asistido al que probablemente quepa considerar el momento más absurdo y aberrante de la televisión de este país: la retransmisión en directo, nada menos que a través de dos cadenas de ámbito estatal, Cuatro y Telecinco, de los pronósticos sobre el partido por el tercer puesto y la final del Mundial de Sudáfrica que ha realizado el ya célebre pulpo Paul desde un zoológico alemán. En el caso de la primera de las cadenas, el paroxismo llegó al extremo de acompañar las imagenes del cefalópodo, que tardó más de 40 minutos en decantarse por las banderas alemana y española, con los comentarios de cuatro periodistas situados alrededor de una mesa en la localidad sudafricana de Bloemfontein. Lo nunca visto: una costosa interconexión televisiva entre tres países para conocer de primera mano la predicción de un pulpo.
El fenómeno no es exclusivo de la prensa española. Nada mas comenzar el Campeonato del Mundo, el diario más prestigioso del planeta, The Times, un clásico que desde 1785 hace gala de una inquebrantable seriedad, permitía que se desmoronase su merecido prestigio publicando en primera página tres fotografías del portero de la selección española de fútbol, Iker Casillas, cuando era entrevistado por su novia, la periodista Sara Carbonero, tras el fatídico encuentro ante Suiza. Bajo las imágenes, unas pocas líneas especulaban sobre la posibilidad de que la cercanía de su amada estuviera influyendo en el supuesto bajo rendimiento del arquero. En el siguiente partido ante Honduras, las agencias de prensa internacionales sirvieron a los medios más instantáneas de la reportera ejerciendo su trabajo que de los jugadores sobre el terreno de juego.
The Times, un medio que a pesar de su solidez en el mercado no ha logrado escapar a los devastadores efectos de la pérdida de ingresos, ha decidido abandonar su acostumbrada exquisitez periodística para arremangarse, bajar a la arena y batirse en duelo con The Sun, The Daily StarThe Daily Mirror. El hasta ahora profundo abismo que separaba a la prensa seria de la insustancial ha comenzado a cubrirse de sedimentos, los suficientes para pasar de un lado a otro con cierta facilidad.
El paisaje es dramático, porque los medios de comunicación, aunque empresas obligadas a cuadrar sus balances de ingresos y gastos, juegan un papel determinante en la conformación de la identidad social. Si el deber de los hospitales es curar y el de las comisarías mantener la seguridad y el orden, el de la prensa es interpretar la realidad bajo unos irrenunciables criterios de interés común, además de servir de reflectora de las expectativas ciudadanas. 
La prensa actúa a modo de referente, como un gran escaparate a través del cual es posible contemplar el mundo, condición sine qua non para tratar de comprenderlo. Si el escaparatista pierde los papeles aquejado de un repentino ataque de frivolidad, esa necesaria imagen se distorsionará y quedaremos huérfanos de nuestra propia realidad.


Santiago Díaz Bravo


P.D: en cualquier caso, confiemos en que el pulpo Paul haya acertado de nuevo



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